/ martes 12 de junio de 2018

Sergio Pitol, mago de la palabra, en Bellas Artes

Participarán Juan Villoro, Jorge Volpi y Laura Demeneghi, como parte del homenaje nacional al escritor, el martes 12 de junio en el Palacio de Bellas Artes

La mañana del 12 de abril pasado falleció el escritor Sergio Pitol en su casa de Xalapa, Veracruz, a los 85 años, y para recordarlo entre colegas, amigos y lectores se lleva a cabo un Homenaje Nacional que llegará al Palacio de Bellas Artes con la mesa redonda Sergio Pitol, mago de la palabra, en la que participarán Laura Demeneghi, Jorge Volpi y Juan Villoro.

Esta actividad, que tendrá lugar el martes 12 de junio a las 19 en la Sala Manuel M. Ponce, será musicalizada con arias de Wolfgang Amadeus Mozart, interpretadas por las cantantes Lourdes Ambriz y Encarnación Vázquez, acompañadas por Józef Olechowski al piano.

El narrador y periodista Vicente Alfonso habló sobre los elementos que diferenciaron la escritura de Sergio Pitol respecto a la de sus contemporáneos: “Lo primero que salta es que se nutre de los lugares en donde vivió. Primero de modo inconsciente y después tomó el viaje como modo de aprendizaje y de ahí viene uno de sus títulos que parafrasea también la obra de Bach, que es El arte de la fuga, pero es el arte de la fuga literaria. No es extraño que se acostumbre o se imponga como una especie de poética la transgresión de géneros y de convenciones literarias. En realidad, lo que estaba buscando es una literatura no clasificable”.

Vindicación de la hipnosis, incluido en el libro El arte de la fuga, es uno de los textos que mejor ejemplifica lo anterior. Vicente Alfonso señaló que éste inicia como una crónica puntual de un esfuerzo por dejar de fumar y termina siendo otra cosa muy diferente. “Parte de una anécdota para contar otras cosas y catapultar cosas que ni sospechábamos. Se da cuenta con esta experiencia de hipnosis de que hasta ese momento su vida ha sido una fuga constante de pasajes familiares y personales dolorosos, de aprendizajes duros, y el hacerlo consciente le facilita el trabajo de enfrentarlos y poder hacer literatura a partir de ahí. Si lo leemos a partir de lo canónico advertimos este desplazamiento. Hay textos que empiezan siendo un ensayo y terminan siendo un cuento, o hay otros que empiezan siendo una crónica y terminan siendo un ensayo, y esto es deliberado porque buscan generar una impresión en los lectores”, dijo.

En Sergio Pitol son fundamentales dos colecciones de obras, la primera es Trilogía de la memoria, compuesta por El arte de la fuga (1996), El viaje (2001) y El mago de Viena (2005), donde combina memorias de viaje con ensayos y ficción; y su Tríptico del carnaval en el que figuran El desfile del amor (1984), Domar a la divina garza (1989) y La vida conyugal (1991).

El Tríptico del carnaval son experimentos esencialmente narrativos, aunque nada en la obra de Pitol puede ser tomado puro, y en Trilogía de la memoria son reflexiones y está compuesta por estos libros que son a caballo entre la crónica, el ensayo y la memoria, lo cual le da un tono muy especial. El estilo netamente pitoliano de la última etapa se desarrolla ahí con más poder que nunca. En el Tríptico del carnaval los personajes suelen ser escritores o historiadores, que están indagando y hay aventuras intelectuales al interior de las novelas”.

La mañana del 12 de abril pasado falleció el escritor Sergio Pitol en su casa de Xalapa, Veracruz, a los 85 años, y para recordarlo entre colegas, amigos y lectores se lleva a cabo un Homenaje Nacional que llegará al Palacio de Bellas Artes con la mesa redonda Sergio Pitol, mago de la palabra, en la que participarán Laura Demeneghi, Jorge Volpi y Juan Villoro.

Esta actividad, que tendrá lugar el martes 12 de junio a las 19 en la Sala Manuel M. Ponce, será musicalizada con arias de Wolfgang Amadeus Mozart, interpretadas por las cantantes Lourdes Ambriz y Encarnación Vázquez, acompañadas por Józef Olechowski al piano.

El narrador y periodista Vicente Alfonso habló sobre los elementos que diferenciaron la escritura de Sergio Pitol respecto a la de sus contemporáneos: “Lo primero que salta es que se nutre de los lugares en donde vivió. Primero de modo inconsciente y después tomó el viaje como modo de aprendizaje y de ahí viene uno de sus títulos que parafrasea también la obra de Bach, que es El arte de la fuga, pero es el arte de la fuga literaria. No es extraño que se acostumbre o se imponga como una especie de poética la transgresión de géneros y de convenciones literarias. En realidad, lo que estaba buscando es una literatura no clasificable”.

Vindicación de la hipnosis, incluido en el libro El arte de la fuga, es uno de los textos que mejor ejemplifica lo anterior. Vicente Alfonso señaló que éste inicia como una crónica puntual de un esfuerzo por dejar de fumar y termina siendo otra cosa muy diferente. “Parte de una anécdota para contar otras cosas y catapultar cosas que ni sospechábamos. Se da cuenta con esta experiencia de hipnosis de que hasta ese momento su vida ha sido una fuga constante de pasajes familiares y personales dolorosos, de aprendizajes duros, y el hacerlo consciente le facilita el trabajo de enfrentarlos y poder hacer literatura a partir de ahí. Si lo leemos a partir de lo canónico advertimos este desplazamiento. Hay textos que empiezan siendo un ensayo y terminan siendo un cuento, o hay otros que empiezan siendo una crónica y terminan siendo un ensayo, y esto es deliberado porque buscan generar una impresión en los lectores”, dijo.

En Sergio Pitol son fundamentales dos colecciones de obras, la primera es Trilogía de la memoria, compuesta por El arte de la fuga (1996), El viaje (2001) y El mago de Viena (2005), donde combina memorias de viaje con ensayos y ficción; y su Tríptico del carnaval en el que figuran El desfile del amor (1984), Domar a la divina garza (1989) y La vida conyugal (1991).

El Tríptico del carnaval son experimentos esencialmente narrativos, aunque nada en la obra de Pitol puede ser tomado puro, y en Trilogía de la memoria son reflexiones y está compuesta por estos libros que son a caballo entre la crónica, el ensayo y la memoria, lo cual le da un tono muy especial. El estilo netamente pitoliano de la última etapa se desarrolla ahí con más poder que nunca. En el Tríptico del carnaval los personajes suelen ser escritores o historiadores, que están indagando y hay aventuras intelectuales al interior de las novelas”.

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