Muy buenos días, amable lector. Al recibir el cargo de director titular de la Orquesta Sinfónica del Instituto Superior de Música del Estado de Veracruz, me permito asumir también el rol de interlocutor entre este importante ensamble y usted, su audiencia.
Hoy me anima la ilusión de compartirle algunas ideas que, la experiencia me convence, pueden nutrir su disfrute y gozo de un concierto sinfónico, más allá incluso de aquellos en los que brillan nuestros estudiantes.
Como primer esfuerzo de esta columna, que pretendo convertir en un espacio de comunicación semanal, quisiera extenderle una cordial invitación para que nos acompañe en el segundo programa de la presente temporada en la Sala Anexa de Tlaqná. La cita es para el domingo 10 de noviembre a las 13 horas.
Como reflexión inicial, vale afirmar que este concierto gira alrededor de un centro temático sobre el que las diversas obras confluyen iluminando un concepto fundamental: el heroísmo. ¿Tienen todos los conciertos un centro temático? No necesariamente. Pero este sí, así que vale la pena considerarlo antes de vernos el domingo.
Cuando hablamos de héroes hoy en día, el séptimo arte se ha encargado de proporcionar un sinnúmero de ejemplos en la figura de sus interminables superhéroes, personajes idolatrados, pero de hazañas inalcanzables, al mismo tiempo tan reales e imaginarios como eran Aquiles, Heracles, o Perseo para los antiguos griegos.
La pregunta se perfila indispensable: Y hoy día, en nuestro aquí y ahora cotidianos, ¿dónde se perfila el héroe y su misión? ¿Qué significa ser un héroe en nuestros días, en Xalapa?
Las tres B de nuestro concierto —Beethoven, Bruch y Borodin, los compositores de la velada— representan este domingo un poco más que la fruición de sus talentos en sendas piezas sinfónicas. Su propia vida estuvo trazada por la crudeza de una realidad inmediata, médica o social, que les obligó a sobreponerse a dificultades titánicas, hacer de lado su confort, y entregarse a su arte con una capacidad de sacrificio casi inhumana.
Esta capacidad me recuerda en turno al padre que trabaja toda su vida para ofrecer una educación digna a sus hijos, la madre que incansable provee un hogar ideal para que florezcan los dones de cada miembro de su familia, al joven que diariamente combate la apatía y el tráfico matutino para llegar a una sala de ensayo. Aunque tenga que sacrificarse, un héroe no sufre por dicho sacrificio… en su mente no cabría otra forma de ser, pues quien quiere ser primero entre sus congéneres deberá por necesidad prestarse al servicio de ellos.
Este programa está dedicado a los que nos pertenecen, pues nuestro mundo siempre ha necesitado de héroes. ¿Y si fuera usted uno de ellos? Veámonos el domingo y lo confirmamos.