Es una lástima que haya tan mala fluidez entre las editoriales, las librerías y las distribuidoras latinoamericanas. Cualquier lector en México sabe más de literatura norteamericana o francesa que de literatura peruana o venezolana. Siguen ocultos en el ámbito nacional los nombres de Juan Filloy o de Armonía Sommer, por citar a dos titanes de las letras argentinas y uruguayas, respectivamente.
Quizá sea el Fondo de Cultura Económica la institución editorial que en nuestro país ha mostrado sobrado interés por las letras del sur; de tal suerte que hemos podido leer a algunos poetas, ensayista y narradores de los países sureños.
Gracias a colecciones, por otro lado, como Narrativas hispánicas de la editorial Anagrama, ahora se cuenta con un catálogo extenso de lo más representativo de las nuevas letras de nuestro continente.
Un lugar llamado Oreja de Perro de Iván Thays inicia con la noticia de un hombre que perdió la memoria cuando, debido a un accidente, mató a su esposa e hijo. Esa mínima metáfora es el detonante de una historia fabulosa, sobre un barrio en un país latinoamericano que está “sin memoria”.
Una cosa no existe, dice Borges, y es el olvido; pero en Un lugar como Oreja de Perro, el olvido es lo que les permite a los habitantes el poder vivir, al menos, un día más. Con una maestría inusual, Thays hace converger la vida de un fotógrafo cínico y viejo, de una muchacha con una historia terrible que queda embarazada y la vida de una joven antropóloga que fantasea con la llegada de corresponsales de guerra a su ciudad. No es en absoluto una novela simbolista, pero sí es una novela que al mismo tiempo hace metáforas o símiles de nuestra realidad latinoamericana: la violencia, el narcotráfico, la desintegración familiar, las perversiones, en fin, todo eso que, lamentablemente, son todos nuestros países en Latinoamérica.
“Iván Thays --dice otro irremplazable peruano, Mario Vargas Llosa-- es uno de los más interesantes escritores que han aparecido en América Latina en años recientes. Es cuentista, novelista, profesor universitario y conductor de un programa de televisión sobre libros; ha dedicado su vida a la literatura, una vocación que en su caso es una pasión y una visión”.
De Thays no sólo hay que leer este libro, sino también sus espléndidas novelas: Escena de caza, El viaje interior y La disciplina de la vanidad.