Xalapa, Ver.- Desde hoy la pequeña Ivana Lastiri García comienza a cocinar su futuro.
A sus casi seis años ve en el beisbol algo más que un pasatiempo, es su vida, el lugar en el que alimenta sus sueños, su espacio y una herencia que le dejó una dinastía familiar ligada a este deporte al 100%.
Ivana, quien desde los 3 años de edad tomó el bate y una pelota para iniciarse en el llamado “rey de los deportes”.
Comentó que si se metió de lleno a esta disciplina fue por el arraigo que existe en su hogar por la “pelota caliente”. “Porque en mi familia también juegan beisbol y a mí me gusta batear mucho”, comentó.
La pequeña beisbolista, nacida un 15 de julio de 2014, nos dijo que a muy temprana edad fue llevada por sus padres, Iván Lastiri y Rosalba García, a sus primeros entrenamientos.
“A los 3 años comencé a entrenar y hace uno en la escuela de beisbol que está en el parque deportivo Colón”; indicó con alegría la deportista
Ivana Lastiri, zurda de nacimiento, defiende la franela de los Chileritos de Xalapa, novena que le tiene reservado un lugar especial en la segunda base, sector que cubre a la perfección porque el talento corre por sus venas y en un futuro podría incluso integrar si se lo propone algún representativo mexicano de softbol.
Sin embargo hay más para ella, porque otro de sus sueños es consumar una profesión en la cocina. “Quiero estudiar para llegar a ser chef internacional porque quiero aprender a cocinar, eso es lo que me gusta”, dijo con su vocecita tierna, pero firme.
Admiradora de los Yankees de Nueva York, Ivanna adereza su existencia con sus juegos de niña que, por cierto, van ligados al beisbol. “Me gusta jugar con mi bicicleta, mi bate, mi pelota y mi guante de beisbol”, concluyó la pequeña guerrera.
En días pasados Ivana Lastiri García, quien cursa el tercer año en el jardín de niños “Niñera en Casa”, donde pertenece al grupo Elefantes, se trasladó a Papantla, su lugar de origen, donde permanecerá junto a su familia.
Ivana ansía como todos los peloteritos regresar al “diamante” para seguir dando rienda suelta a una alegría que sólo el beisbol le da; ya quiere celebrar sus victorias junto a sus compañeritos, pero sobre todo quiere batear una pesadilla llamada coronavirus que afecta al mundo.