Un Chileros inolvidable

Sus protagonistas cuentan cómo consumaron la gran hazaña

Julián Rodríguez

  · jueves 27 de diciembre de 2018

Foto: Cortesía

Allí estaba frente al pitcher. Como retándolo a que volviera hacerlo abanicar con esa recta que prácticamente no se veía cuando pasaba por el plato y llegaba a la mascota del catcher como un rayo quemante, hiriente.

Don Manuel Delfín Reyes tenía la mesa puesta para que pusiera la carrera de la diferencia en su duelo ante el poderoso Sinaloa que traía puro viejón de calidad, algunos militantes alguna vez de la Liga Mexicana de Beisbol.

La escena era perfecta para vestirse de héroe. Hombre en segunda y con sólo un out todo apuntaba a que en el cierre de la última entrada, pero había un pequeño inconveniente, el pitcher de apellido Murillo, exjugador de los Tigres capitalinos, ya había ponchado a Sergio Velasco, quien nunca vio pasar la pelota en los tres lanzamientos… “Cuando vi a Sergio que pasaba frente a mí que le digo pendejo le hubieras tirado siquiera, pero él tomó el bat por la cabeza y me dijo ‘yo no sé nada, y ten, ese problema es tuyo’”.

Foto: Cortesía


Ese momento llega a su mente del famoso Chaca, como si fuera ayer cuando aquel 12 de septiembre de 2003 Chileros Chilpotles enfrentaba al representativo sinaloense en la final de beisbol de los XVII Juegos Deportivos Nacionales que se celebraron en la entonces capital del país.

“Íbamos empatados 5-5 en la séptima, en la parte baja, nos tocaba cerrar, entonces vino a batear el Chejo Sergio Martínez, quien pegó un doblete, pero andaba muy lastimado para poder correr por lo que el manager mandó en su lugar a Clemente Jácome, quien más tarde llegó a tercera por un mal lanzamiento del pitcher”, dijo.

Comentó que el manager de Sinaloa hizo un movimiento de cuadro al mandar a su tercera base de apellido Murillo, exjugador de los Tigres del México, que tenía un brazo entero y dominó a su compañero Sergio Velasco.

El hombre mueve su cabeza y mira al vacío, como si se tratara de acordar de aquel momento especial que marcó la vida de él y de todo un equipo hace 15 años: “Yo estaba muy nervioso, desesperado porque vi que tiraba una recta muy rápida, y en eso que me empuja el primer strike…, chin, pensé antes que me mandara otra vez la bola que no tenía más que tirarle, no dejarla pasar… y cuando la envió le saqué un batazo en medio de segunda y del short stop. Clemente Jácome corrió hacia home y cayó la del triunfo, no lo podíamos creer, pero así fue, ya éramos campeones”, comentó un emocionado Manuel Delfín, conquistador del único título de un representativo veracruzano en los Juegos Nacionales del INAPAM.

“Pegamos de brincos y todo mundo a abrazarse de felicidad, yo le decía a don Rafael Tamborrel del Barrio que habíamos cumplido la misión porque cuando yo estaba en la caja de bateo él me gritó tenemos que ganar porque le prometí a mis nietas que llevaríamos el campeonato a Xalapa, fue una cosa muy bonita”, recordó.

Otro de sus protagonistas fue don Abel Amaya Lagunes, quien en la parte alta de la sexta entrada, con hombre en segunda y con la pizarra 5-5, rescató un batazo en el jardín central y lanzó desde allí la pelota a home, llegando ésta al guante del catcher para ponerlo out.

Otro de sus héroes fue sin duda el coatepecano Luis Gómez Martínez, quien hoy a sus 76 años de edad no olvida la obtención de ese galardón del equipo de mayor tradición y popularidad en Xalapa. “Gracias a Dios tuvimos esa oportunidad de participar en ese tremendo partido, es un recuerdo muy grande porque fue muy apretado era para coronarse, y lo conseguimos de manera espectacular, con todos los ingredientes dignos para una película”.

Así termina una breve historia del equipo de mayor tradición en Xalapa, un plantel que se formó con 23 guerreros que derrocharon energía, coraje y fortaleza para consumar una hazaña jamás obtenida en estos juegos por una selección de Veracruz, pero que basaron sus sueños en una fe inquebrantable tan fuerte como el mismo acero.