Orizaba, Ver.- Diana Laura Navarro Vargas, atleta orizabeña, trabaja arduamente para convertirse en un futuro en boxeadora profesional. Impulsada por su familia, se prepara en una disciplina en la que aspiró desarrollarse desde temprana edad.
Con semblante serio, mientras practica en el gimnasio al que acude diariamente, Diana recuerda que desde pequeña le gustó ese deporte, sentía que era buena para los golpes; por lo que, aunque durante un tiempo incursionó en el futbol, cuando realizó su primera práctica de box tomó la decisión de dedicarse de lleno a éste, pese a la resistencia de su mamá.
La incursión de Diana en esta disciplina comienza a los 15 años. Aunque reconoce que, como toda adolescente al principio no tomó tan en serio su sueño, con el tiempo se dio cuenta que si en verdad quiere destacar en él tiene que esforzarse y, tomó la decisión.
El primero de sus logros, menciona, fue bajar de peso, pues cuando comienza su entrenamiento para participar en las eliminatorias regionales y estatales, tras recibir la invitación a participar en el Campeonato Nacional de Boxeo, en Mazatlán y buscar un lugar para representar a México en los Juegos Olímpicos de Tokio, pesaba casi cien kilos.
Mientras hace una pausa para brincar un rato la cuerda, subraya que, con base en ejercicio, fuerza de voluntad y una dieta rigurosa que le marcó su coach, bajó 24 kilos en cinco o seis meses. Reconoce que lograrlo no era tarea fácil, por lo que se ejercitaba en la mañana, tarde y noche. Por eso lamenta que, por una mala jugada de terceras personas quedara fuera de la competencia y su esfuerzo se fuera a la basura.
Sin embargo, Diana tiene una meta muy clara y bien trazada: seguir adelante hasta lograr uno de sus sueños, representar a su ciudad y a su país en competencias internacionales. Reconoce que hay obstáculos por superar, pero para superarlos continúa con su preparación. Actualmente refuerza su entrenamiento pues se le presenta la oportunidad de ir a los Juegos Panamericanos.
Sabedora de que todo lo que vale la pena cuesta, todos los días Diana se levanta muy temprano y sale a correr, hace cardio, práctica sus cambios de velocidad, brinca, corre y va al gimnasio para fortalecer su cuerpo y estar lista para mostrar todo su potencial en la próxima competencia. Su preparación, resalta, no solo es física sino mental.
Aunque es muy joven, pues apenas cuenta con 24 años de edad, envía un mensaje claro a los jóvenes que no tienen un sueño qué perseguir, ni una meta qué alcanzar, “no vale la pena caer en los vicios ni involucrarse con amistades que no dejan nada bueno. Todo es posible de la mano de Dios”, subraya.
La joven atleta, quien tiene como sus máximos referentes boxísticos a Floyd Mayweather, Saúl “El Canelo Álvarez” y Lomachenko, reafirma así, su convicción de trabajar duro para convertirse en boxeadora profesional, meta que cueste lo que le cueste y tarde lo que se tarde logrará, con esfuerzo, fuerza de voluntad, el apoyo de su familia y siempre de la mano de Dios.