De luto la lucha libre: fallece "El Pitufo" por paro respiratorio

Jaime Martínez era querido dentro del cuadrilátero y entre la sociedad xalapeña

Julián Rodríguez | Diario de Xalapa

  · viernes 17 de julio de 2020

Foto: Cortesía | Familia

Un año trágico para el deporte xalapeño ha sido este 2020 al perder a varios de sus deportistas insignias dentro de sus respectivos equipos o gremios.

Lamentablemente esta vez le tocó el turno al legendario gladiador El Pitufo, don Jaime Martínez Reyes, quien debido a un paro respiratorio dejó de existir, dejando un hueco difícil de llenar no sólo en el arte del pancracio, sino entre la sociedad xalapeña.

Don Jaime Martínez se inició en el deporte de sus amores en 1979 bajo la tutela del jefe mayor de la lucha libre xalapeña, Hiraclys Fenerly, quien un año después, el 27 de enero, lo debutó con el nombre de Acuario, pero tres años después sostuvo una encarnizada batalla con el mañoso y letal marrullero Diluvio, que culminó en una lucha de apuestas y que al final perdió relevando su identidad.

Posteriormente el luchador adoptó el apodo de El Universitario, pero fiel a su estilo y dueño de un explosivo carácter pronto se hizo de otro enemigo, el Gran Cherokee, el ídolo de Jilotepec, quien en 1985 lo volvió a dejar sin capucha.

Más tarde, don Jaime aprovechó la fiebre por los Pitufos, caricatura donde salen unos duendes azules que viven en hongos y se puso ese nombre, que al final le dio los mejores momentos de su vida luchística.

En 1986, bajo ese nombre destapó al rudo capitalino El Chimeco y en 1986 desafió a otro legendario como lo es el Dr Boris, quien aceptó el reto sólo para dejar su cabellera en el ring.

El galeno quiso ser vengado por su hermano el Gorila Infernal, pero fracasó ante El Pitufo, por lo que terminó rapado y además derrotado y humillado.

Su fama le ocasionó estar en la mira de grandes luchadores, como El Yuke, quien le entró al reto, pero ese afán lo dejó sin su más preciado tesoro, su cabellera.

Su ciclo en la catedral de la lucha libre en Veracruz, la Arena Xalapa, terminó, ya que el coloso de Sayago cambió de propietarios al venderla la señora Anita Herrera a don Agustín Martínez Rivera, El Soberano.

Fue así que El Pitufo se volvió luchador independiente realizando una gira por Estados Unidos, donde tuvo destacadas actuaciones, pero poco después se retiró de los ensogados.

Fue hasta 2005 cuando el noble luchador regresa a los enlonados y lo hizo con la empresa que encabeza el no menos conocido El Tirantes, aunque lo hizo con el nombre de Nacho Libre.

Finalmente, en 2015 pasa a formar parte de la empresa Independencia Total, que le rindió en la Arena Xalapa un merecido homenaje por su larga, brillante y fructífera trayectoria.

Don Jaime Martínez cerró su época de gladiador protagonizando férreos combates en la Arena Reencuentro a la Vida, donde hizo equipo con Bersek y los exóticos Gabriel o Gabriela y Rosa Salvaje.

La leyenda de El Pitufo no termina aquí con su deceso, al contrario, apenas empieza, pero lo más importante es que su legado no morirá, seguirá con sus hijos El Pitufo Jr y los Tótem I y II, una tercia que aunque tendrá una empresa difícil sin lugar a dudas lo logrará porque pondrá en cada batalla el alma, el corazón y hasta la vida misma.