José de Jesús Alcántara Ortiz, estudiante de la licenciatura de Educación Física en la Benemérita Escuela Normal Veracruzana vive una etapa importante como deportista, ya que aprende de la lucha olímpica y del judo.
Recientemente participó en el Grand Prix “Todos Estrellas”, en donde logró la madalla de bronce.
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Gracias al apoyo incondicional de sus padres José Abraham Alcántara Varela y Gregoria Ortiz Contreras se desarrolla completamente en ambas disciplinas que practica con compromiso y esmero, esto porque vio cambios positivos en su salud y cuerpo.
En entrevista para Diario de Xalapa José de Jesús platicó que tiene año y medio de estar en la lucha olímpica y que inició porque desea ser luchador profesional, por lo que primero debía conocer la base, algo que hizo por consejos de su padre.
Sin embargo dice que ahora que está por completo en la disciplina desea llegar lejos, aunque sabe que el recorrido es largo y complicado, no se detendrá.
Además el deporte que practica con el Club Vengadores que dirige el entrenador Gabriel Álvarez, realiza judo en la Benemérita Escuela Normal Veracruzana; la lucha la práctica de lunes a domingo, mientras el judo, martes miércoles y jueves.
Aunque de momento tiene dos competencias ya logró un segundo lugar estatal en categoría greco varonil hasta los 97 kilogramos.
Pudo competir en Quintana Roo, pero una lesión en el tobillo que surgió en un entrenamiento evitó que pudiera viajar para representar a Veracruz; este fin de semana tomó parte del Grand Prix “Todos Estrellas” que se realizó en la capital del país, donde logró un lugar entre los mejores.
¿Cómo llegó a la lucha olímpica?
Contó cómo llegó al deporte de las llaves: “Me llamó mucho la atención la profesional y mi papá me dijo que primero la base es la lucha olímpica para ser un gran luchador y ahora que estoy en esto me gusta mucho. Mi papá comenzó a llevarme a los entrenamientos del club Vengador y actualmente sigo ahí queriendo lograr muchas cosas”, puntualizó.
Aunque la disciplina inició para practicarla para conocerla, lo hizo principalmente para bajar de peso, ya que comenta que hace un año pesaba 105 kilogramos “y ahora estoy pesando 96. Mido 1.86 metros de altura y quiero realmente bajar más por salud”, indicó.
Alcántara Ortíz reconoce el gran trabajo que hace su entrenador con él y con sus compañeros todos los días, por lo que al sentirse pleno y con seguridad, indica que desea ganarse “un lugar dentro de este deporte y llegar un poco más lejos e intentar ganar un oro muy pronto. También quiero estar un día en la Selección Nacional de México de lucha olímpica”, remarcó.
Sabe que para lograrlo deberá esforzarse al máximo, pues representa un reto difícil, pero no imposible, porque dice contar con el apoyo total de sus padres y entrenador.
En este deporte mis padres me apoyan mucho y aunque mi mamá no quería que lo practicara por ser un deporte de contacto, le dije que me gusta y por lo tanto ello me apoya, algo sumamente importante para conseguir lo que deseo, comentó.
Ampliamente dice recomendar la lucha, porque se logran cosas positivas y “experiencias únicas y bonitas”, además de conocer lugares, así como nuevas personas.
“Este deporte me ha dado disciplina y responsabilidad, por eso sin duda recomiendo que hagan este bonito deporte del que agradezco lo aprendido y los consejos a mi entrenador y mi padre. Ojalá las personas hagan ejercicio por su salud, aunque no vayan a competir, que lo hagan, porque es seguro que bajarán de peso y estarán bien de salud”, indicó.
El atleta xalapeño de lunes a viernes se despierta a las 5:30 de la mañana para alistarse e ir a la escuela; a las 15 horas en su mismo plantel toma clases de judo.
Al finalizar se retira a casa, cumple con sus tareas y luego toma rumbo a sus entrenamientos de lucha olímpica a los que rara vez suele faltar y cuando falla, busca el momento para compensar ese entrenamiento.
El judo lo realiza martes, miércoles y jueves, igualmente toma la práctica con el compromiso de avanzar, porque se da cuenta que los frutos de su esfuerzo hecho por varios meses salta a la vista no solo de él mismo al sentirse bien, sino por el reconocimiento de las personas que lo conocen.