Las Vegas.- La lógica se impuso y el boxeo se salvó. Floyd Mayweather cumplió con su promesa de dar espectáculo y de acabar antes del campanazo final con su rival. De ese modo, noqueó técnicamente al 1’05’’ del décimo asalto a Conor McGregor para colocar su marca personal en 50-0, 27 antes del límite, anoche en la T-Mobile Arena, que no se llenó como el norteamericano pretendía, pero lo cual seguramente compensará con creces con los ingresos del “pago por ver” en Estados Unidos.
El réferi Robert Byrd pareció un poco precipitado al detener las acciones en pleno dominio de Mayweather sobre un enemigo que habia asimilado pesadas derechas a la cara en el noveno round. En el décimo y definitorio asalto, Floyd lo pescó con un derechazo tremendo al rostro que lo lanzó hacia atrás, lastimado, y de no ser porque Conor se agarró de la cintura de su verdugo se habría ido a la lona. Mayweather ya no lo dejó ir y le asestó otra gran derecha a la faz a la que siguió un zurdazo para dejarlo totalmente a su merced. Fue cuando el árbitro consideró que era suficiente.
La fatiga comenzó a hacer presa de Conor desde el sexto episodio, un tanto por el castigo al cuerpo y otro tanto por no estar habituado al ritmo de una batalla de tres minutos por round y uno de descanso, y menos ante un enemigo tan experimentado que usó la táctica perfecta. Si bien McGregor tenía mayor talla física y se miraba más pesado, de poco le valió. Floyd asimismo entraba agachado para nulificarlo.
Lo que sucedió en el ring no fue nada fuera de lo previsto. La amplísima experiencia del mejor boxeador libra por libra de los tres lustros más recientes y su maestría a la defensiva y el contraataque apagaron paulatinamente los ímpetus del zurdo europeo, que supo por primera ocasión lo que es usar guantes de boxeo, muy distintos a los de las MMA o la UFC.
Acostumbrado a intercambiar impactos con sus rivales en las artes marciales mixtas, McGregor conoció un mundo nuevo desde que comenzó a fallar sus disparos y a recibir respuestas inmediatas.
Floyd perdió el asalto inicial al recargarse en las cuerdas como para “calibrar” el poder de manos de su rival, que lo alcanzó con una derecha recta y luego con un oper, aunque sin inquietar al moreno nacido hace 40 años en Grand Rapids Michigan. Hubo momentos chuscos en los primeros rounds, cuando Conor, de 29 años, pegó “coscorrones” a Floyd o lo sujetaba desde la espalda de este último, producto de los incontables forcejeos y eso se repitió en varios capítulos, con escasas amonestaciones del réferi.
Al verse incapaz para tomar vuelo para dar más poder a sus impactos, McGregor optó por dar también golpes en la nuca y usar un “estilo amateur” al preferir sumar un mayor número de disparos sin tanta fuerza o alargar su brazo derecho o izquierdo ya que cambiaba de guardia, para tratar de mantener a Floyd a distancia.
La contienda tardó en comenzar por problemas con los distribuidores del pago por evento de Showtime, debido a la sobredemanda de suscriptores inscritos.
Floyd Mayweather concluyó con el rostro limpio y quizá amanecerá este domingo con unos 400 millones de dólares más en su enorme cuenta bancaria. Conor, ahora con 0-1 como boxeador, aspiraba a llevarse más de 100 millones de la divisa verde.