Los mejores equipos llevan detrás una hinchada inseparable, un grupo de personas dispuestas a cantar, gritar y saltar para transmitir su talante a los once guerreros que pelean en la cancha. Se sabe de varias historias de aficiones cuyo empuje a sus jugadores era inmejorable. En la historia de las selecciones nacionales, Brasil contaba con un seguidor legendario, un personaje memorable que refleja la belleza de un deporte como el futbol.
Vestido de verde y amarillo, un sombrero dotado de pines adquiridos a lo largo del orbe, bigotón canoso, rostro amigable y entre sus brazos, una réplica de la Copa del Mundo, Clovis Acosta Fernandes era considerado como el jugador número 12 de “La Canarinha”; fiel a su selección en todo momento, apoyó incondicionalmente a “La Verdeamarela” durante 156 partidos en 66 países diferentes.
Su aspiración de seguir a Brasil desde las tribunas surgió en la televisión, Clovis vivió cada partido del Mundial de México 70 y fue hasta Italia 90 que tuvo la oportunidad de viajar para alentar a los suyos. A partir de ese momento, el “Joven de la copa” no se apartaría de su selección a lo largo de siete Mundiales, y él no se despegaría de su trofeo tan llamativo.
También sus peripecias lo llevaron a vivir seis Copas América, cuatro Copas Confederaciones y unos Juegos Olímpicos, siempre con su sonrisa característica. El único recuerdo existente de Clovis devastado fue durante la semifinal del Mundial de Brasil 2014, aquella tarde Alemania aplastó a los locales 7 a 1. El seguidor brasileño buscaba el consuelo, no encontraba explicaciones, ante dicha crisis, se aferró al trofeo que seguramente levantó, años atrás, cuando presenció los campeonatos de su selección.
Tristemente, el mundo jamás se imaginó que aquel incansable aficionado jugaba otro partido; Clovis sufría de cáncer y el 16 de septiembre de 2016 falleció, derrotado por su enfermedad. Brasil se quedaba sin el color de su mejor aficionado, o eso era lo que se creía.
Sus hijos, Frank y Gustavo, cargan la réplica del trofeo que acompañó a Clovis Fernandes a lo largo de su vida. “Nada ocurre sin un sueño” comentan los jóvenes que aquél frase era el lema del legendario aficionado, el deseo del “Joven de la copa” se ha hecho realidad, su esencia está ubicada en el trofeo, aquel objeto podrá transmitirse por varias generaciones, y así, inmortalizar al jugador número 12 de Brasil.