El Inter no ganaba un partido desde el pasado 5 de marzo, cuando superó 2-0 al Lecce, y está eliminatoria ante el Benfica llegaba en un momento muy complicado, después de haber sumado apenas un punto en sus últimos cuatro partidos de Serie A y haber salido de la zona de clasificación a la próxima Champions League.
La victoria en el Estadio da Luz supone un respiro a su cuestionado entrenador, Simone Inzaghi, a la espera de poder terminar de cumplir la misión el miércoles de la próxima semana, en el partido de vuelta en Milán.
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El Benfica, que juega los cuartos de final por segunda temporada consecutiva, necesitará ahora una remontada en Italia si quiere regresar a una semifinal del máximo torneo europeo, algo que no consigue desde 1990.
Es el segundo revés en su estadio para el líder de la liga portuguesa en apenas cuatro días, ya que el pasado viernes fue derrotado en el mismo escenario por 2-1 por el Oporto, que aprovechó así para reducir a siete puntos su desventaja respecto a su gran rival.
El partido no tuvo un claro dominador en la primera parte, pero en la segunda el Inter fue superior y. sobre todo, demostró mayor efectividad ante el arco contrario.
El estadio Giuseppe Meazza dictará sentencia en ocho días en este duelo entre históricos del fútbol europeo, que llegaron a jugar en su día una final de este torneo, la de 1965, en la que el Inter que entrenaba Helenio Herrera superó 1-0 al Benfica de Eusebio.
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El miércoles se disputarán los partidos de ida de las otras dos eliminatorias de cuartos, que enfrentan por un lado a los dos últimos campeones de la competición, Real Madrid y Chelsea, y por el otro, en un duelo 100% italiano, a Milan y Nápoles.
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