Es inevitable que la nostalgia invada los sentimientos de la afición celeste cada vez que recuerda que no volverá a ver la que durante 22 años fue la casa de su equipo. El estadio Azul, un complejo ubicado dentro de la gran metrópoli capitalina y que formó parte de un proyecto llamado Ciudad Deportiva, dice adiós.
Será demolido para dar paso a un moderno centro comercial. Los seguidores de la otrora poderosa Máquina Celeste, quizá la afición más fiel del balompié mexicano, recuerda gratos y no tan gratos momentos dentro del recinto azul, desde el momento en que lo conocieron por primera vez, hasta aquellos episodios que fueron de gloria para otros, o aquel gol que ilusionó en casa contra el América, pero que de nada sirvió en el Coloso de Santa Úrsula.
Hoy, lamentan que el estadio Azul esté próximo a desaparecer, pero ratifican el amor a su equipo, a los colores, a la historia del club.
Jugadores y técnicos van y vienen de la institución, portando con responsabilidad los colores que ésta representa. Los resultados no se dieron en casa, pero la afición deja en claro un mensaje: “No nos vamos a bajar de este barco”.
Bufandas, playeras, máscaras, boletos, balones y caras pintadas, todo tipo de manifestaciones que forman parte de las memorias que se quedarán para siempre en aquellos aficionados que estuvieron apoyando en todo momento a Cruz Azul en este inmueble que muy pronto será parte del pasado.
Son seguidores que irán tras los pasos de su equipo, y que ahora trasladarán su pasión al estadio Azteca, que a partir del próximo torneo será su casa de la escuadra celestre.