La vuelta a casa fue complicada para el Tricolor. Fueron unos cuantos jugadores los que decidieron volver a casa y no quedarse a vacacionar del otro lado del charco.
Fueron contados, entre nueve y 10 jugadores de la Selección Mexicana, fueron los que arribaron desde Qatar luego de la eliminación en la fase de grupos de la Copa del Mundo.
La situación se tornó tensa desde un principio. Las maletas y las múltiples cajas con todo lo que México llevó a tierras árabes se juntaron por algunos momentos, mientras los presentes se cuestionaban quién llegaría. Uno que otro valiente preguntó y se le contestó que el Tricolor. Fue así que la expectación creció, sobre todo por verle el rostro a los futbolistas mexicanos que representaron al país en la justa de clubes más importante del planta.
A lo lejos se vio a Jorge Theiler. La mano derecha de Gerardo Martino resaltó por su altura y fue un poco después, tras pasar por migración, que se acercó a la salida. La sorpresa es que el Tata venía junto a él.
El entrenador argentino tomó su maleta y comenzó a avanzar lentamente entre la avalancha de los medios de comunicación que lo esperaban. Muy a lo lejos se escuchó “te aferraste a tu Funes Mori”, le mencionó un aficionado. “Ratero, nada más viniste a robarte el dinero de México”, se escuchó, mientras que el pampero abría los ojos con sorpresa. Su gente lo arropó y hasta la seguridad tiró a una reportea gráfica. Poco le importó a Martino, lo que quería era llegar a su camioneta, recoger sus cosas y decirle oficialmente adiós a su tercera Selección Nacional que ha dirigido.
Norberto Scoponi salió a la defensa del líder del cuerpo técnico. Se hizo de palabras con uno de los que le gritó a Martino y continuó con su paso. La cosa no llegó a más, pese a que el ex arquero es conocido por su temperamento.
Después del recibimiento al entrenador, la cosa no se frenó. Alfredo Talavera fue otro de los que salió y se retiró sin dar declaraciones, un simple murmullo “Todavía estamos asimilando lo que pasó”, salió de la boca del arquero de los Bravos de Ciudad Juárez, antes de apresurar el paso rumbo al transporte que lo llevaría a su hotel.
Carlos Rodríguez se escapó de la marca de muchos presentes. Charly se notó cabizbajo y sin mucho ánimo de hablar. “Buenos días, con permiso”, fue lo único que dijo antes de apresurarse a la salida.
Ante el murmullo de los que salieron, la estrategia de jugadores como Uriel Antuna, Henry Martin, Kevin Álvarez y Luis Chávez, fue buscar una salida alterna, mismo caso de Alexis Vega, quien se escabulló por dentro sin dar la cara y solamente se le pudo observar antes de abordar su taxi.
El equipo de todos no viajó solo. Los sparrings salieron con plena tranquilidad y sin dejar palabra alguna. El Puma Jorge Ruvalcaba solamente dijo que “fue una experiencia inolvidable”, mientras caminaba junto a Santiago Trigos rumbo a la salida.
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Así volvió el Tricolor, con jugadores lastimados en el orgullo y llenos de frustración por el retroceso que tuvieron, pues desde la Copa del Mundo de Argentina 1978, la escuadra mexicana no se quedaba fuera en una fase de grupos.
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