El austríaco Marcel Hirscher, seis veces ganador de la general de la Copa del Mundo, consiguió ayer en el centro alpino de Jeongseon el único título que le faltaba: el de campeón olímpico.
En los Juegos Olímpicos de PyeongChang 2018 hizo realidad un viejo “sueño”. El oro más deseado ya luce en su cuello tras una memorable actuación en la prueba combinada.
Fue ambicioso en el descenso, una disciplina a la que habitualmente renuncia en la Copa del Mundo, y se lanzó de manera definitiva por la victoria en el eslalon. Fue suya, con un margen de 23 centésimas sobre el francés Alexis Pinturault. El también galo Victor Muffat-Jeandet fue tercero, a 1.02 segundos de Hirscher.
Ninguno de los dos pudo erigirse esta vez en su verdugo.
Sí lo fue su compatriota Mario Matt hace cuatro años en el eslalon disputado en Sochi (Rusia). Entonces, Hirscher fue segundo. Se quedó a 28 centésimas del éxito. Del eslalon gigante se marchó sin premio. Fue cuarto.
A las puertas del podio se quedó en Vancouver 2010. En su estreno olímpico fue cuarto en el eslalon gigante y quinto en el eslalon.
En PyeongChang cambió su suerte. Campeón del mundo de la combinada en la cita de Vail/Beaver Creek (Estados Unidos) de 2015, Hirscher posee desde ayer también el título olímpico.
Ése era un objetivo especialmente anhelado por el austríaco. Ganador en seis ocasiones de la general de la Copa del Mundo, puede presumir igualmente de cuatro oros mundialistas en categoría individual, a los que suma dos más por equipos. Por eso celebró de manera especial este título. “Todo el mundo esperaba que yo ganara la medalla de oro. En mi país el esquí es algo muy grande y todos me decían: ‘tu carrera está siendo muy buena, pero sólo te falta el oro olímpico’”, explicó Hirscher. (EFE)