Minatitlán, Ver.- El sol no ha salido cuando Benito Miguel Sánchez llega al malecón de Minatitlán para poder brindar sus servicios de transporte en lancha, actividad a la que se dedica desde hace más de 20 años.
Portando una cubeta con sus enseres personales y una lonchera con sus alimentos para el desayuno, se dispone a cruzar a sus pasajeros de todas las edades, quienes diariamente utilizan este servicio.
¿Cómo es el trabajo de don Miguel como lanchero en Minatitlán?
Con una amplia sonrisa, de plática amena y la fe puesta en que logrará reunir recursos suficientes para el pago de la renta de la lancha, la compra de gasolina y sus alimentos, se sienta en la parte trasera de la embarcación.
“Llego aquí a las 4 de la mañana y me retiro entre las 11 y 12 del día, cuando veo que ya reuní lo suficiente para poder pagarle al patrón los 300 pesos que cobra diariamente por la renta de la lancha”, expuso.
Al acceder a una entrevista, en la que además de platicarnos sobre sus hijos, ya adultos mayores, quienes viven en León, Guanajuato, desde hace varios años, nos contó sobre sus hazañas en la lancha y algunas historias de cuando los grandes barcos llegaban a Minatitlán.
“Aquí nos ha pasado de todo, pero nosotros estamos preparados para cualquier incidente, tenemos la preparación necesaria para atender a los pasajeros y brindar una atención adecuada, en mi historia como lanchero he salvado a tres personas de ahogarse, me decían que me iban a pagar, pero yo no acepté nada, la recompensa siempre viene de Dios”, expuso.
Su más fiel acompañante es el río Coatzacoalcos, el cual cruza del malecón de Minatitlán a la isla de Capoacan, San Carlos y otras colonias y comunidades que se encuentran del otro lado del afluente, al menos unas cien veces.
A pesar de que en la zona hay alrededor de cien lanchas el trabajo nunca falta porque los clientes son variados y constantes porque se trata de trabajadores, estudiantes o amas de casa que acuden a realizar compras.
“Vamos y venimos al menos unas cien veces, sacamos por mucho unos 600 pesos, de éstos hay que pagar la gasolina, la renta de la lancha y nuestros gastos, es un trabajo arduo porque apenas cobramos a seis pesos la pasada, cuando son lugares más lejanos se cobran veinte o treinta pesos, repentinamente vamos a Coatzacoalcos, pero son pocos los viajes que hacemos así”, expuso.
Don Benito se muestra optimista ante las inclemencias económicas que en ocasiones se presentan, pues, además de realizar el pago diario de la lancha, su contrato incluye darle mantenimiento, limpiarla y mantenerla en buenas condiciones.
“No tenemos vicios de tomar, de fumar, ni nada de eso, se dice que el que madruga, Dios le ayuda, por eso es que nos va bien, cada día agradecemos lo que tenemos, mis hijos ya están grandes y no me necesitan, y yo por ahora estoy solo, así que lo que gano es suficiente para mi sustento”, comentó.
Las más de dos décadas que tiene manejando la lancha ha logrado que sea un experto y, además, que cada determinado tiempo se continúe preparando para poder trasladar a las personas con la mayor seguridad posible.
Mostrando su libreta de mar, emitida por la Secretaría de Marina, asegura que está capacitado para poder navegar en aguas nacionales sin ningún inconveniente.
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“Tenemos la libreta de mar, también portamos chalecos para todos los pasajeros, aquí en la lancha solo podemos trasladar a siete personas, pero todas van seguras, además tenemos reflectores para alumbrarles a los clientes porque cuando salgo a trabajar todavía me acompaña la luna, la preparación debe ser indispensable para una buena atención y eso hace que se tengan más clientes”, manifestó.
El hombre, que ya es adulto mayor, asegura que continuará dedicándose al traslado de personas en lancha por varios años, “hasta que el cuerpo, el alma y la mente lo permitan”.
“Todos los días agradezco a Dios por la vida, por seguir de pie, trabajando y por permitirme continuar prestando este servicio, llevar a las personas con bien a su destino es algo que no se debe tomar a la ligera, sino hacerlo con responsabilidad y con el más grande cariño, el agradecimiento por el trabajo que te da de comer debe ser indispensable cada día”, agregó.