Boca del Río, Ver.- Boca del Río, una ciudad con una rica historia que se remonta a tiempos prehispánicos, ha experimentado un notable desarrollo y modernización en las últimas décadas. Lorenzo Montalvo Iglesias, presidente de la Asociación de Restauranteros, comparte su perspectiva sobre la evolución de esta vibrante ciudad costera surgida de un pueblo de pescadores que no pierde su identidad.
¿Cuándo y cómo comenzó la historia de Boca del Río?
Su historia oficial inicia el 17 de julio de 1518, cuando el explorador español Juan de Grijalva celebró la primera misa en lo que llamó Río Banderas, nombre otorgado debido a las banderas blancas que los nativos levantaron en señal de paz.
En 1609, el arzobispo Alonso de Mota y Escobar renombró el asentamiento como Boca del Río, y en 1988, la localidad fue reconocida oficialmente como ciudad.
Sin embargo, Lorenzo Montalvo afirma que los primeros habitantes registrados pertenecían a la tribu de las Remojadas, precursores de la cultura Totonaca, conocidos por su dedicación a la alfarería y la pesca.
Posteriormente, la construcción de la iglesia de Santa Ana marcó un hito importante en la comunidad, ya que fue uno de los primeros cuatro templos edificados en el continente americano por los españoles y que permitió la fundación del pueblo.
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Fue así que en el siglo XVIII, Boca del Río era un humilde pueblo de pescadores. Montalvo Iglesias cuenta que la patrona original, la Virgen del Carmen, fue eventualmente sustituida por Santa Ana, cuyas festividades se celebran en julio y han sido un punto de atracción para residentes y visitantes.
"La transformación de Boca del Río comenzó con la elevación de su estatus de Villa a Ciudad por el gobernador Fernando Gutiérrez Barrios en 1988. Este cambio impulsó un boom de desarrollo significativo", comenta Montalvo Iglesias. La llegada del Hotel Mocambo, seguida por otros establecimientos como el Hotel Costa Verde y el Hotel del ISSSTE, marcó el inicio de una nueva era.
"El presidente municipal Armando López, oriundo de aquí, revitalizó las fiestas de Santa Ana, convirtiéndolas en un evento que atrajo a inversores y turistas", recuerda Montalvo.
Estas festividades fueron cruciales para el crecimiento económico de Boca del Río, atrayendo visitantes internacionales, especialmente de Estados Unidos.
La construcción de la Plaza Mocambo, la primera gran plaza comercial de la zona, cambió la dinámica social de la ciudad. "La gente empezó a preferir la plaza para pasear y entretenerse en lugar del centro tradicional", explica Montalvo.
Este cambio en el estilo de vida fue un indicador del creciente desarrollo urbano.
La creación del bulevar costero en el Penacho del Indio y el bulevar Vicente Fox, junto con el Foro Boca, son ejemplos de la expansión infraestructural que ha mejorado la conectividad y la oferta cultural de la ciudad. El teatro Fernando Gutiérrez Barrios, construido en la década de 1980, sigue siendo un importante centro cultural tras su remodelación.
Las colonias crecieron en respuesta a estos desarrollos, como la colonia Carranza, que pasó de ser un pequeño asentamiento a una parte integral de la ciudad. "A pesar de los avances, todavía hay mucho por hacer. La ciudad sigue necesitando crecer y desarrollarse, pero las inversiones continúan llegando", afirma Montalvo.
Boca del Río aún conserva su identidad como un pueblo de pescadores, pero también muestra un contraste arquitectónico con el cercano puerto de Veracruz, afirmó el restaurantero.
"Al cruzar esa línea divisoria invisible entre el puerto de Veracruz y Boca del Río, se puede ver un cambio en la arquitectura y los servicios. El desarrollo inmobiliario es más moderno en Boca del Río, con grandes edificios", señala Montalvo.
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¿Cómo era Boca del Río cuando comenzó a ser un pueblo de pescadores?
Carlos Enrique, pescador de toda la vida en Boca del Río, muestra su visión nostálgica sobre los cambios en la ciudad. "Era un pueblo muy bonito, donde todos nos conocíamos y ayudábamos mutuamente", recuerda. "En los 80's, la ciudad comenzó a modernizarse rápidamente, con nueva infraestructura, restaurantes, hoteles y centros comerciales".
Enrique recuerda caminar por las calles de terracería, cubiertas con conchas de ostión que los mismos pescadores aprovechaban tirando en el suelo para evitar el lodo.
Las palapas donde se cocinaba marisco eran los primeros lugares donde los visitantes comenzaban a llegar, dice.
"No había los restaurantes de ahora, ni los centros comerciales. El Palacio Municipal no existía; el ayuntamiento estaba en donde hoy está el Registro Civil. Ahí mismo había una pequeña cárcel y un salón de baile llamado Copacabana", rememora.
"La pesca era más artesanal, pero abundante, gracias al arroyo Moreno y su bosque de manglares, que proporcionan una gran riqueza natural", comenta Enrique.
Esta combinación de tradición y modernidad ha sido uno de los atractivos principales de Boca del Río, una ciudad que ha sabido mantener su esencia mientras se adapta a los tiempos modernos.
Boca del Río tiene una historia rica y variada, desde las culturas prehispánicas hasta la llegada de los españoles, incluyendo figuras históricas modernas como Fidel Castro y el Che Guevara, quienes también residieron en la ciudad en su momento.
Montalvo Iglesias concluye: "Boca del Río se distingue porque seguimos identificándonos como un pueblo de pescadores orgulloso de sus orígenes. Al mismo tiempo, hemos desarrollado una ciudad moderna y vibrante que continúa atrayendo inversiones y turistas. Es un equilibrio delicado, pero es lo que hace a Boca del Río única".
Esta combinación de historia, cultura, desarrollo y tradición hace de Boca del Río una ciudad en constante evolución.