El universitario Carlos Francisco, de 23 años y de origen totonaco, dice que la lengua totonaca es muy poco hablada en esa región, lo que ha dificultado el desarrollo de comunidades que la conservan.
El joven se gana la vida a través de la venta de vainilla y artesanías papantecas en esta capital, que además le permiten obtener ingresos para pagar su carrera de Contaduría.
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Ataviado con la vestimenta tradicional de los Voladores de Papantla, se dice orgulloso de sus raíces, pues sus padres y sus abuelos son cien por ciento totonacos y por ello valora a cada instante su cultura y tradiciones. Abundó que para los totonacos ha sido difícil desarrollarse y superarse entre una sociedad que no habla ni comprende su lengua.
La lengua totonaca le da identidad a Papantla y a su gente, pero la hablan en su mayoría los abuelos
Aunque en las escuelas les enseñan a los niños el totonaco para que perdure e incluso se dan cursos a turistas para que puedan comunicarse con los indígenas totonacas, "lo cierto es que hay complicaciones, tal como el que habla español y no entiende el inglés".
¿En dónde estudia Carlos Francisco su carrera?
Carlos Francisco actualmente se encuentra por terminar la carrera de Contaduría en una universidad de Gutiérrez Zamora y para obtener recursos que le permitan solventar todo el proceso de graduación viaja a Xalapa cada 15 días para vender réplicas de los Voladores de Papantla, vainilla natural, abanicos y otras artesanías que elaboran sus familiares en su tierra natal.
Además, los ingresos que obtiene por medio de las ventas también los utiliza para sus gastos de alimentación y pasajes.
En su caso, agrega, no utiliza la imagen de los Voladores de Papantla para comercializar, sino porque se trata de parte de sus raíces y de un orgullo para él por el hecho de ser totonaco. Para las ventas, precisa, pudo haber escogido cualquier otro producto, sin embargo, decidió traer artesanías papantecas porque al ser fabricadas por sus familiares las valora y les permiten generar ingresos para los suyos.
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También tiene dos hermanos que estudian la preparatoria y la secundaria y a quienes también apoya económicamente, al igual que a sus padres.
Carlos Francisco se coloca durante las mañanas cerca de la entrada al Edificio Nachita, en pleno centro de esta ciudad, en donde atiende con gusto a todos aquellos que se acercan para realizar alguna compra o para conocer un poco más de la cultura totonaca.