Xalapa, Ver.- En la ciudad de las flores abundan relatos sobre edificaciones históricas, apariciones, leyendas de sus callejones e incluso sus habitantes, es decir personajes ilustres que hemos recordado a través de generaciones.
En el libro Historias, Cuentos y Leyendas de Xalapa llama la atención un escrito de Alberto Espejo sobre “la Catedral de una sola torre” haciendo referencia al templo de la Inmaculada Concepción ubicado en el corazón de la Capital: El Centro Histórico.
A un costado de la famosa plaza Lerdo se encuentra la emblemática Catedral Metropolitana cuya construcción comenzó en 1641, no obstante los avances de este edificio se vinieron abajo debido a un incendio fue entonces cuando hasta 1773 se inició la construcción del nuevo proyecto y se concluyó en 1778.
Durante años turistas y habitantes de esta ciudad se han preguntado por qué la iglesia más importante de Xalapa no cuenta con sus dos torres como inicialmente se diseñó, la historia es más sorprendente de lo que crees, a continuación te contamos.
¿Cuál es la historia de la Catedral de una sola torre?
La Catedral de la Inmaculada Concepción es un edificio cuya construcción data de la época de la colonia, cuando los españoles también habían erigido los dos primeros conventos de Xalapa: El de San Francisco y el de San Ignacio.
Historiadores comentan que tuvo solo una torre completa; de la otra, únicamente una parte aunque las intenciones de la reedificación llevada a cabo por obispos como Joaquín Arcadio Pagaza pretendían darle un aspecto gótico, pero esto nunca sucedió.
De acuerdo al relato, “La gente afirma que la causa por la que no se finalizó la iglesia, son los distintos túneles que salen de ella, haciendo que el suelo no resista el peso total de la basílica”.
Pocos xalapeños lo saben, pero la Catedral cuenta con unas catacumbas que algunos suertudos pudieron conocer durante 2015.
Este espacio no debe confundirse con las leyendas que hablan de túneles que supuestamente conectan a esa iglesia con el parque Juárez, con Palacio de Gobierno o el Cerro de Macuiltépetl.
De hecho, se trata de un lugar reducido, sin ventilación y con una entrada estrecha, por lo que al abrirlas solo permitieron el acceso a grupos de 10 personas.
Fue en 1976 cuando durante una remodelación del piso de la catedral se encontraron unos escalones, que llevaban a una pared encalada la cual abrieron y encontraron dos bóvedas, dentro de ellas localizaron varias osamentas de personas, las cuales decidieron sepultar en el propio piso de dichas cámaras mortuorias.
De acuerdo con la historia del libro con recopilaciones de Alberto Espejo en el lugar del campanario faltante existen cuatro singulares gárgolas.