Xalapa, Ver.- ¿Por qué ahora padecemos enfermedades que antes no conocíamos?, ¿por qué hay insectos en ciudades y temporadas donde antes no había?, ¿los parásitos son malos y es mejor que no existan?
Imaginemos que en una espesa y lejana selva hay un mosquito que se alimenta de un jaguar. El mosquito transmite un tipo de parásito, se alimenta del jaguar y éste, que ya está acostumbrado a él, a veces se enferma, pero en general está bien. Ambos se han adaptado. Un buen día alguien llega y depreda parte de la selva y pone una ciudad. Sin su hábitat, el jaguar huye, pero el mosquito se queda deambulando por ahí. Al ya no estar su fuente de alimento, explora y encuentra personas. Ahora se alimenta de ellas. Pero el mosquito lleva consigo un parásito, el cual entra al nuevo huésped, con el que nunca había tenido contacto, y pueden suceder dos cosas: el sistema inmune responde y lo elimina, o el parásito se adapta y se aloja, causando que se enferme de algo que es totalmente nuevo para el humano, quien no tiene forma de defenderse.
Con esta analogía el doctor en Ecología, Diego Santiago Alarcón, nos explica que son las actividades humanas las que nos ponen en riesgo y no la existencia de parásitos en la naturaleza, pues por la urbanización se invaden y acaban con las zonas verdes y, además, cada vez se llega a sitios donde había menos acceso humano.
“Es un cambio totalmente distinto de lo que había antes, es un cambio radical, entonces cuando haces eso estás afectando cómo se relacionan los organismos entre ellos; las interacciones qué hay; se ha perdido socialmente el entendimiento de que nosotros como especies dependemos totalmente de la naturaleza para vivir y sobrevivir en este planeta”, indica el investigador del Inecol.
Agrega que, al destruir nuestra fuente de alimento, que en este caso son los ambientes naturales, “nos estamos afectando en diferentes aspectos, pero desde el punto de vista de la salud, ahora estamos expuestos a muchos parásitos, bacterias, virus que solamente han habitado en sitios naturales donde no había interacción con el ser humano”.
AMBIENTE VERDE, VACUNA NATURAL
Santiago Alarcón explica que, al cambiar el uso de suelo para urbanización, actividades agrícolas o ganaderas, se está poniendo en contacto tanto a los animales domésticos como a las personas con parásitos, bacterias y un sinfín de cosas con las que no teníamos relación.
“Si nosotros no aprendemos a desarrollar nuestras actividades de una manera más armoniosa con la naturaleza vamos a seguir generándonos problemas, poniéndonos en riesgo, entre otros, a nuestra salud”, asevera el especialista.
Señala que las zonas verdes son colchones de protección de salud, “son vacunas naturales, porque si conservamos las áreas verdes en su forma más nativa posible, se respetan las interacciones que hay entre los animales que habitan ahí y entonces, aunque haya una ciudad cerca, ese “mosquito” tendrá asegurado su “menú” y menos probable será que vaya hacia los humanos”.
Por tanto, el investigador indica que las políticas públicas de los gobiernos deben promover la creación y conservación de espacios verdes con especies nativas y no extrajeras, que son invasivas.
Para Santiago Alarcón es vital que tomemos consciencia que cuidar la naturaleza no es un tema abstracto, sino que repercute directamente en el ser humano como parte de los seres vivos que habitamos el planeta.
El especialista agrega que de seguir la dinámica de explotación sin respeto por los ambientes naturales seguiremos exponiéndonos a enfermedades que pueden salirse de control, tal como ocurre con la pandemia originada por el Covid-19.
“En el caso del Covid justo ocurrió porque ese virus es del tipo generalista – es decir, que es capaz de desarrollarse en una amplia gama de condiciones– y se presentaron las condiciones idóneas para que ese virus saltara a las personas a través de las propias actividades humanas de cambio de uso de suelo, donde las personas se ponen en contacto con vida silvestre, y como no toman las precauciones necesarias de sanidad, se exponen abiertamente, se contagian, y ahí va la transmisión en cadena hasta llegar a las zonas urbanas”, explica.
PARÁSITOS, LO QUE MÁS HAY EN EL MUNDO
El investigador indica que ante este panorama los parásitos están mal entendidos, porque dices parásitos y la gente piensan en algo negativo, algo de lo que hay que deshacerse y aunque en cierta medida tienen razón, esa no es la historia completa.
“Muchas personas piensan que todo se resuelve si se acaban los parásitos, pero si eso sucede nos moriríamos todos, porque se ha demostrado que los parásitos son fundamentales para el buen funcionamiento del planeta y los sistemas naturales; si los parásitos se van, se desbalancea todo el ecosistema; son una parte vital del funcionamiento del planeta, en ese sentido son benéficos”, explica Santiago Alarcón.
Agrega que a los parásitos los puedes encontrar donde sea: “de hecho, representan aproximadamente la mitad de las especies que se conocen; en términos de peso, los parásitos representan la mayor biomasa de este planeta en comparación con todos los demás animales que están a simple vista; es decir, los parásitos en están en todos lados”.
De acuerdo con el investigador los parásitos hacen daño cuando se salen de control, y en la vida diaria normalmente ocurre porque no se tiene poca higiene y terminamos llevando muchos “bichos” a la boca, entran al organismo y cuando la carga es mucha, nos enfermamos. No obstante, indica que la gran mayoría de los parásitos son benéficos.
“En nuestro estómago tenemos una comunidad de bacterias, esa comunidad se llama microbioma, y es muy importante para que podamos procesar nuestros alimentos y día a día nuestro metabolismo pueda aprovechar los alimentos; ese microbioma nos defiende de otros potenciales parásitos que son dañinos para nuestro organismo”, ejemplifica Santiago Alarcón.
Otro ejemplo, dice, es nuestra piel: “todos tenemos olores distintos, y hay quienes parecen ‘imanes’ porque cualquier mosquitos o insecto que esté cerca los pica, eso es por la química de la piel y esa se debe a la comunidad de bacterias que todos tenemos en nuestra piel, la cual es diferente. Esa comunidad de bacterias tiene una importancia muy grande para nuestra salud”.
Por ello indica que en realidad hay que saber cuidar a nuestros parásitos, no usar en exceso productos desinfectantes ni desparasitarse continuamente, si no seguir indicaciones médicas y tener una buena higiene diaria.