El teléfono celular almacena mensajes, fotos, canciones y bacterias. Aunque parezca increíble, un celular puede tener muchas bacterias sobre su superficie, tantas, que superan hasta en 10 veces el número de bacterias en la superficie del sanitario. La mayoría de todos esos microbios llegan al teléfono por medio de las manos.
El uso del teléfono con las manos sucias favorece a la contaminación del aparato. Por ejemplo, cuando las personas usan el teléfono mientras hacen pipí o popó, sus manos recogen suciedad que lleva bacterias al teléfono. Se ha descubierto que millones de bacterias viven en el teléfono de personas que revisan el teléfono hasta en el baño y muchas de ellas podrían ser dañinas.
En México se han hecho estudios para identificar a las bacterias presentes en la superficie de los teléfonos celulares. Para tal propósito, 150 personas permitieron que la pantalla de su teléfono fuese limpiada con un algodón húmedo para recolectar la suciedad de la superficie.
Luego la suciedad se depositó sobre un gel nutritivo para cultivo de bacterias, en donde se observaron bacterias agrupadas en diversas formas, colores y tamaños, que se identificaron con técnicas para analizar su material genético y con ello conocer su género y especie. Algunas bacterias fueron inofensivas, siendo las que habitan normalmente en la piel de las manos, pero hubo otras dañinas.
Entre las bacterias dañinas sobresalieron aquellas con resistencia a la penicilina o a la cefalosporina, dos medicamentos antimicrobianos de uso común. Esas bacterias son muy malas para la salud pues su resistencia al antibiótico las hace difíciles de matar y complican la curación de una persona enferma a causa de ellas. Por lo tanto, su presencia en los teléfonos resulta preocupante.
La transmisión y adquisición de bacterias a través del teléfono es un riesgo real. Si una persona tiene un teléfono contaminado y lo presta a su hijo o hija, a su pareja, o a quien sea, podría estar compartiendo bacterias dañinas. Por esa razón la contaminación bacteriana en los teléfonos celulares es considerada como un problema de salud pública.
Un teléfono puede mantenerse libre de microbios si se hacen cosas sencillas. El teléfono no debe usarse en lugares donde haya riesgo de contaminación, por ejemplo, en el sanitario, en ambientes hospitalarios o al visitar al dentista.
Además, el teléfono o su cubierta protectora, debe limpiarse habitualmente con alcohol en gel o con un trapo húmedo con agua y jabón evitando dañarlo. De esa manera el teléfono celular será una herramienta para únicamente compartir información y no para compartir bacterias.
