La atención a nuestra salud mental es una tarea difícil por la complejidad del diagnóstico, y por la dinámica del grupo de apoyo que rodea al paciente. Interesantemente, las alteraciones neurológicas asociadas a dificultades de aprendizaje, retraso psicomotor y de lenguaje, trastorno por déficit de atención, negativista desafiante y otras conductas disruptivas, se gestan desde el neurodesarrollo.
Las alteraciones del neurodesarrollo tienen un componente hereditario, e incluso están relacionadas a factores de riesgo como el consumo de sustancias tóxicas por parte de la madre durante el embarazo, o bien por la presencia de lesiones o traumatismos durante el parto, hipoxia, infecciones, fiebre alta en los primeros meses de vida, así como patologías metabólicas.
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¿Cuáles son las principales estrategias para su tratamiento?
En principio es necesaria una valoración de las dimensiones del desarrollo y la detección de rezago de habilidades, a través de pruebas especializadas, así como la estimulación por medio de actividades lúdicas, ambientes enriquecidos, técnicas conductuales e interacciones socioafectivas saludables.
Es recomendable que los y las pacientes, normalmente infancias, reciban apoyo cotidiano por medio de acciones estimulantes. No obstante, es deseable que quienes cuidan reciban orientación y capacitación de clínicos expertos en cuanto a las tareas, objetivos, técnicas y manejo de contingencias conductuales, al final de cuentas el éxito de la terapia depende del trabajo de equipo.
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*Instituto de Neuroetología, UV.