Descubrir vida en otro planeta parece que ya es cuestión de tiempo. Los avances tecnológicos han permitido la creación de instrumentos altamente potentes como el Telescopio James Webb que revelan los misterios del universo.
Recientemente, el Webb profundizó en la atmósfera de un exoplaneta descubierto en el 2009 y que se encuentra a 400 años luz y parece que encontró rastros de agua.
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WASP 18 b, un gigantesco planeta con agua en su atmósfera
¿Cómo pudieron identificar el agua? WASP-18 b, como todo planeta tiene un lado diurno, donde pega el sol y otro nocturno, que queda a espaldas de la estrella. Para registrar que en realidad fuera agua, los científicos mapearon la temperatura del lado diurno del astro en cuestión,
Gracias al mapeo, los investigadores registraron cambios de temperatura en diferentes elevaciones de las capas de la atmósfera del planeta gigante gaseoso y apreciaron que las temperaturas aumentaban con la elevación, variando en cientos de grados.
El espectro registró múltiples formas de agua pequeñas pero presentes a pesar de las temperaturas extremas de casi 2700 centígrados. Es tanto el calor que las moléculas de agua estallan, sin embargo, sorprende que en esas condiciones haya presencia de agua.
Además, las cantidades registradas en la atmósfera de WASP-18 b indican que el vapor de agua está presente en varias elevaciones.
“Fue una gran sensación mirar el espectro JWST de WASP-18 b por primera vez y ver la firma sutil pero medida con precisión del agua", dijo Louis-Philippe Coulombe, estudiante de posgrado en la Universidad de Montreal.
WASP-18 b fue observado durante unas seis horas con uno de los instrumentos de Webb, el Near-Infrared Imager and Slitless Spectrograph (NIRISS), aportado por la Agencia Espacial Canadiense.
“Debido a que las características del agua en este espectro son tan sutiles, fueron difíciles de identificar en observaciones anteriores. Eso hizo que fuera realmente emocionante ver finalmente las características del agua con estas observaciones del JWST”, dijo Anjali Piette, becaria postdoctoral en la Carnegie Institution for Science y una de las autoras de la nueva investigación.
Sin duda, la cercanía de WASP-18 b ayudó a que fuera un objetivo viable para los científicos, a quienes también intrigaba su gran masa.
“Al analizar el espectro de WASP-18b, no solo aprendemos sobre las diversas moléculas que se pueden encontrar en su atmósfera, sino también sobre la forma en que se formó. Encontramos a partir de nuestras observaciones que la composición de WASP-18 b es muy similar a la de su estrella, lo que significa que probablemente se formó a partir del gas sobrante que estaba presente justo después del nacimiento de la estrella”, dijo Coulombe.
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"Esos resultados son muy valiosos para obtener una imagen clara de cómo llegan a existir planetas extraños como WASP-18 b, que no tienen equivalente en nuestro sistema solar".