Vivimos desconectados de la naturaleza, por eso creemos que lo que pasa en ella no tiene que ver con nosotros, pero los problemas de la ciudad vienen por el mal cuidado del medio ambiente, indica Araceli Valdivia Mercado, docente y divulgadora de la Ciencia.
Con 27 años dedicada a la docencia y ocho a la divulgación, Valdivia Mercado señala que la educación ambiental es fundamental en la sociedad, y hace énfasis en que ésta debe ir orientada a la niñez.
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“Los niños son los generadores del cambio, son el futuro; en ellos realmente se puede hacer conciencia sobre la importancia de cuidar la naturaleza”, indica la maestra.
Además, ejemplifica que cuando se le enseña un tema a un infante, éste va y lo reproduce en su casa, por lo que el efecto es positivo.
“Lo que falta es un docente o una persona comprometida con fomentar el cuidado del medio ambiente”, agrega.
APRENDER A VALORAR
Para Valdivia Mercado la educación ambiental “no es otra cosa más que adquirir conciencia sobre lo que está a nuestro alrededor; se trata de valorar la naturaleza, el medio ambiente”.
La docente nos dice que “una de las fallas que como adultos cometemos es que no les enseñamos a nuestros niños qué es la naturaleza, y si no le enseñamos qué es, por qué es importante, no la va a poder cuidar. Nos hace falta mucho camino en cuánto educación ambiental, iniciando por conocer y valorar para poder cuidar”.
Explica que como población solemos quejarnos del calor, del frío, de las lluvias intensas, pero no hacemos la conexión que todo eso es producto de las acciones que hacemos contra la naturaleza.
“La naturaleza nos da muchos beneficios, desde alimentos, plantas medicinales; la naturaleza nos está ofreciendo siempre algo y es necesario que veamos esa relación, cómo dependemos de ella para vivir y la cuidemos”, abunda.
Valdivia Mercado agrega que uno de los obstáculos para que logremos hacer esa conciencia ecológica es que vivimos desapegados de la naturaleza e inmersos en la ciudad: “Hay que llevar a un niño de la ciudad al campo para que tan solo respiren el aire y sientan la diferencia”.
“Nos quejamos de los ríos en las calles cuando llueve, pero no vemos la raíz del problema, que lo originamos nosotros al tirar la basura; entonces se trata no de quejarse sino de ver por qué pasan las cosas y ver qué podemos hacer para solucionarlo. Debemos ser conscientes de que toda acción que hagamos tiene una repercusión”, indica la docente.
A través de sus cuentos y talleres que imparte sobre educación ambiental ha podido constatar que en realidad a las personas sí les interesa la naturaleza y la biodiversidad, pero falta tender más puentes con el enfoque de establecer la relación que hay entre la ciudad y el medio natural.
Indica que lo primordial es darse cuenta de que los seres humanos somos los que necesitamos de la naturaleza para vivir y bajo esa premisa reconocer cuánto impacta cada pequeña acción que hacemos día a día para cuidarla o seguirla devastando.