Ciencia y Luz | ¿TDAH en los adultos?

En esta entrega, especialistas te explican los síntomas del TDAH

Guerson Varela y Daniel Hernández/ Colaboración

  · sábado 4 de marzo de 2023

El TDAH inicia en la infancia y en el 66 % de los casos progresa a la edad adulta | Imagen cortesía: Daniel Hernández Baltazar

El trastorno del neurodesarrollo más frecuente en la infancia, se caracteriza por dificultades para mantener la atención, impulsividad e hiperactividad motora. Hablamos por supuesto del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). De acuerdo con la Organización mundial de la Salud (OMS) el 5% de la población infantil padece TDAH.

En México no existen datos epidemiológicos acerca de su prevalencia, pero se cree que la cifra es bastante similar. Aunque en un principio se pensaba que existían más niños con TDAH que niñas, esta estimación errónea surge por fallas en los criterios diagnósticos.

¿Cuánta es la prevalencia del TDAH en adultos?

Se ha calculado que en adultos la prevalencia de TDAH es del 2.5 %, y que al menos el 66% de los infantes continuarán con el trastorno en la vida adulta.

Hasta hace algunos años, se creía que el TDAH era un trastorno exclusivo de la infancia y la adolescencia. El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV) mencionaba que una de las características para el diagnóstico era que los niños fueran menores de siete años. Fue hasta el año 2013 que se reconocería que los adultos pueden padecer TDAH.

¿Qué caracteriza a un adulto con TDAH?

Los adultos con TDAH a menudo tienen problemas para planificar, iniciar y terminar tareas de la vida diaria, manifiestan olvidos recurrentes, así como incapacidad para recordar hechos de la infancia, y entre otros síntomas, cambios emocionales abruptos principalmente de relacionados con la ira. Uno de los mayores retos a los que se enfrentan los adultos es mantenerse alerta en actividades poco estimulantes.

Estimado lector, en caso de identificarse con las características descritas, mantenga la calma y cuénteselo al psiquiatra o psicólogo que más confianza le tenga. ¡Ellos sabrán qué hacer!


*Instituto de Neuroetología, UV.