El doctor y distinguido científico mexicano Mario Molina falleció este 7 de octubre a la edad de 77 años; dedicó su vida a la investigación y en trabajar a favor del medio ambiente. El último de los premios Nobel en México se ha ido dejando un legado en la ciencia y políticas públicas dirigidas al desarrollo sustentable.
José Mario Molina-Pasquel y Henríquez nace en la Ciudad de México en 1943, estudió Ingeniería Química en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), posteriormente realizó estudios de posgrado en la Universidad de Friburgo, Alemania (1967) y recibió un doctorado en Fisicoquímica de la Universidad de California, Berkeley, en Estados Unidos (1972).
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Es reconocido por ser un pionero en investigaciones sobre la química atmosférica, fue coautor, junto con F.S. Rowland en 1974, del artículo original prediciendo el adelgazamiento de la capa de ozono como consecuencia de la emisión de ciertos gases industriales, los clorofluorocarburos (CFC), por estos hallazgos ganó el Premio Nobel de Química.
Asimismo, sus investigaciones y publicaciones sobre el tema condujeron al Protocolo de Montreal de las Naciones Unidas, el primer tratado internacional que ha enfrentado con efectividad un problema ambiental de escala global y de origen antropogénico.
En resumen, a Molina se le conoce mundialmente como el descubridor del agujero en la capa de ozono.
En una entrevista para la agencia EFE, revelan que desde muy pequeño, Mario Molina ya manifestaba un sentido innato para la investigación científica. De niño quedó fascinado cuando contempló un protozoo a través de un primitivo microscopio de juguete. Su precocidad en el campo de la química le empujó, incluso, a la osada idea de convertir uno de los cuartos de baño de su casa en un improvisado laboratorio, que llenó de artilugios para hacer experimentos.
En 1989, Mario Molina llega al Departamento de Ciencias Atmosféricas, Planetarias y de la Tierra del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) como investigador y profesor.
Y en 1994, su trabajo le brindó otro reconocimiento, el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton lo nombró como miembro del comité que le asesora sobre asuntos de ciencia y tecnología, al que pertenecen 18 científicos.
El Profesor Molina es miembro de la Academia Nacional de Ciencias y del Instituto de Medicina de los Estados Unidos, y durante ocho años fue uno de los 21 científicos que formaron parte del Consejo de Asesores de Ciencia y Tecnología del Presidente Barack Obama (PCAST).
Fue considerado como miembro distinguido en instituciones académicas como la Pontificia Academia de las Ciencias del Vaticano, del Colegio Nacional, la Academia Mexicana de Ciencias y la Academia Mexicana de Ingeniería, entre otras.
Por su labor y contribución a la Ciencia recibió numerosos galardones, incluyendo más de 40 doctorados Honoris Causa, el Premio Tyler de Energía y Ecología en 1983, el Premio Sasakawa de las Naciones Unidas en 1999, el Premio Nobel de Química en 1995, el Premio Campeones de la Tierra que otorga Naciones Unidas y es el primer mexicano en recibir la Medalla Presidencial de la Libertad de Estados Unidos.
En México, presidió desde 2005 un centro de investigación y promoción de políticas públicas que lleva su nombre, donde realiza estudios estratégicos sobre energía y medio ambiente, particularmente en los campos de cambio climático y calidad del aire.
El Dr. Molina ha investigado la química de la contaminación atmosférica en la baja atmósfera y está involucrado en trabajos interdisciplinarios colaborando con expertos para enfrentar el problema de la degradación de la calidad del aire en las grandes ciudades del planeta, especialmente grupos de contaminantes del aire en zonas urbanas, realizando importantes aportes al conocimiento y la solución de la contaminación atmosférica de la Zona Metropolitana del Valle de México.
Quedará a la posteridad de ser uno de los tres mexicanos en ganar el Premio Nobel. Esta presea la han alcanzado solo Octavio Paz y Alfonso García Robles.
Alfonso García Robles, Premio Nobel de la Paz en 1982. A García Robles le han llamado el padre del Tratado de Tlatelolco; en éste la idea era asegurar la prohibición de los armamentos nucleares. Las negociaciones fueron conducidas por Robles, su habilidad diplomática merece en gran medida el crédito de que el acuerdo fue concluido con éxito después de algunos años de la negociación.
Octavio Paz, Premio Nobel de Literatura en 1990. La motivación del premio fue "por una escritura apasionada con amplios horizontes, caracterizada por la una inteligencia sensible e integridad humanista".
Con información del Centro Mario Molina