Xalapa, Ver.- Cuando pensamos en la bicicleta la asociamos al deporte, la recreación e incluso como medio de transporte ecológico y ahorrador; si embargo, la bici tiene un gran potencial como transformador socioemocional.
“Cuando rodamos tenemos la oportunidad de desarrollar diversas habilidades, como la empatía, la solidaridad, la tolerancia; pero también la capacidad para resolver problemas y ganar autoestima”, indica Aristep Puente Martínez, doctora en Educación e impulsora de la bicicleta como herramienta formadora.
Como docente con 26 años de servicio en telesecundaria y posgrados, Puente Martínez señala que la vida, sobre todo en este contexto de pandemia, nos enfrenta a diferentes retos en los que debemos usar nuestra capacidad de adaptación; muchas personas han descubierto que es una habilidad que no han desarrollado, lo cual puede hacerse a través del uso de la bicicleta como deporte.
“El Covid-19 nos manda a nuestras casas y con ello nos lanza sin querer a un experimento educativo-social en el que todos estamos intercontectados digitalmente, se cambian las formas de relacionarnos y tuvimos que irnos adaptando sobre la marcha a lo que estábamos viviendo”, indica la doctora.
Agrega que bajo la premisa de que el mundo es cambiante y desafiante, tenemos que estar listos para enfrentar esos cambios: “desde la parte formativa los maestros vemos que desarrollar lo socioemocional es sumamente importante; he encontrado que la bicicleta forma un binomio perfecto con la educación; por sus características es una herramienta útil para desarrollar los elementos socioemocionales que necesitan los menores”.
A pedalear las emociones
Puente explica que la bicicleta tiene varios ejes: sirve como medio de transporte que ayuda a la economía del usuario, sirve como recreación, también es un buen deporte que nos mantiene en forma y contribuye a la sociedad al no contaminar.
Sin embargo, el impacto importante es el que tiene sobre nuestra salud emocional, que, si bien los deportes en general lo proveen, considera que con la bici las habilidades se magnifican.
“Aunque de entrada pareciera que es un ejercicio individual, la bici es de los pocos deportes que hace una combinación perfecta, porque si bien se tiene que hacer un esfuerzo físico personal, a la hora de subirte a la bici te vuelves una persona vulnerable, porque vas desprotegido y corres un riesgo importante, por eso todos los que se suben al 'sillín', ya no son estudiantes, doctores, maestros, ingenieros, lo que sea, todos armamos una hermandad, pues nos presentamos vulnerables ante una situación; todos nos podemos ponchar, caer, y no importa cómo seas físicamente o los estudios que tengas, en ese momento eres como el otro y eso hace que te solidarices y ese es un elemento formativo importante”, explica la docente.
Aristep Puente -quien también es integrante del Consejo Ciudadano de Movilidad en Xalapa- describe que con el uso constante de la bici se desarrolla la cooperación, la comunicación, el respeto, resolución de problemas y liderazgo, pero también “te empoderas, levanta tu autoestima, porque te vas poniendo retos y llegar a ellos te va llenando de autoestima; te da tolerancia, porque cuando ruedas en equipo aprendes a ir con los que a lo mejor tienen menos condición física; se desarrolla la disciplina, la resistencia, el amor propio, todo eso se va desarrollando a medida que vas avanzando en el deporte”.
Rodar hacia el amor propio
En su experiencia como maestra de telebachillerato, ha visto que a veces es muy difícil encontrar las herramientas socioemocionales que requerimos en casa.
“A veces en casa no encontramos amor, atención, tolerancia, comunicación; por la misma dinámica de la vida, porque nuestros padres trabajan, nuestras parejas; porque todos están inmersos en sus actividades, entonces a veces eso no da la oportunidad de encontrarte y reconocerte, de que alguien te refuerce en casa; pero cuando haces ejercicio, particularmente cuando te subes a una bici, encuentras esos elementos, te reconoces y te fortaleces; no importa la edad”, indica.
Por ello insiste en que la bicicleta es una herramienta transformadora social que permite ir desarrollando habilidades que no importa que no se den en casa, se encuentran “rodando”: “a veces no nos damos cuenta de lo capaces que somos y no nos atrevemos a hacer muchas cosas, sobre todo como mujeres, y éste instrumento, que es la bicicleta, te ayuda a desarrollar esos recursos que en realidad ya traemos, que es el amor, tolerancia, resistencia; porque ya venimos equipados con ellos desde que nacemos, solo hay que desarrollarlos y eso se logra con la disciplina”.
“Decir 'voy a desarrollar la autoestima’ puede sonar complejo—abunda la especialista-- , o decir ‘voy a trabajar la comunicación asertiva’, el trabajo en equipo, porque conscientemente no nos han enseñado cómo, y ese tipo de conceptos no se aprenden leyendo un libro o yendo a una conferencia; es importante saber el concepto, qué significan, pero se aprenden ejerciéndolos, con acciones diarias y es a largo plazo, por ello no es tan fácil, y es mejor que esto se impulse desde pequeños, desde niños aprender a conocer nuestras debilidades y fortalezas”.
Sin embargo, indica que al venir de una sociedad que carece de educación socioemocional, como jóvenes o adultos se puede tomar consciencia de ello y buscar actividades que desarrollen esas habilidades, tal como el uso de la bicicleta.
Ejercitar la empatía
Ante la nueva realidad por la pandemia, en el que la mayoría de las relaciones se han vuelto digitales, señala que poco a poco la sociedad ha ido acentuando actitudes deshumanizantes, donde solo importa uno mismo, lo cual debe revertirse.
"Todos estamos en un área de confort, buscamos nuestra comodidad, y eso representa ser individualista. La falta de empatía nos hace ser egoístas, solo nos preocupamos por el bienestar individual, lo cual es un reflejo de la falta de desarrollo socioemocional que venimos arrastrando”, indica la docente.
Agrega que es necesario trabajar la solidaridad y el respeto al otro y a lo otro: lo otro significa elementos como el agua, el clima, la naturaleza, situaciones que se generan, y el otro es todo aquel que no soy yo y que piensa diferente a mí, que ve las cosas diferente y que no por eso significa que esté mal.
“Para iniciar el cambio personal debemos entender que siempre hay otro y que ese otro es diferente, no tiene que ser igual a mí, y de entrada al reconocernos diferentes inicia el proceso de consciencia para analizar que eso diferente también tiene derecho a existir como es”, explica la doctora en Educación.
Llama a tener paciencia y constancia, pues los cambios no son de un día para otro, son procesos de mediano a largo plazo, “pero la buena noticia es que los elementos que necesitamos para ser mejores ya los traemos, como la empatía, solo hay que desarrollarlos; empezar por las pequeñas cosas que están a nuestro alrededor para ir cumpliendo retos y poco a poco ir siendo diferentes, más conscientes del otro, de lo otro y de nosotros mismos. Y que lo que me beneficia a mí y a los demás es lo mejor, no sólo lo que me beneficia a mí”.