Diluir las brechas de género en el ámbito de producción de conocimiento vinculadas con la ciencia y la tecnología es uno de los mayores desafíos globales actuales, expresa la investigadora de la Universidad Veracruzana, Yareni Perroni Ventura.
La coordinadora de la Cátedra Mujeres en la Ciencia y la Tecnología-UV señala que el sistema científico está basado en un orden simbólico centrado en características que se consideran masculinas.
La consecuencia, expone, es una cantidad considerable de mujeres excluidas de este sistema por desventajas estructurales, pues los estereotipos de género legitiman una forma androcéntrica de producir conocimiento.
En la entrega de premios a nueve mujeres científicas y cuidadoras, explicó que el sistema actual elimina las características asociadas con lo femenino, como la emoción, la sensibilidad, la maternidad y el cuidado; en cambio, favorece y retroalimenta la polarización de roles sociales que la sociedad asigna a las mujeres y hombres.
Manifiesta la importancia de hablar y mostrar que estas actuaciones circunscriben muchas veces a la mujer a los espacios privados y familiares.
“Contribuyen a los sesgos de pensamiento y de conducta y a una sociedad que normaliza la violencia contra las mujeres, lo cual repercute en una pérdida irreparable de innumerables contribuciones que podrían realizarse desde la perspectiva femenina”, expresó.
En el marco del 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres y las Niñas, llamó a visibilizar que distribuir equitativamente los trabajos de cuidado familiar puede ser una ruta para diluir las brechas de género.
Añadió que el cuidado constituye parte esencial de la vida y al interior de los hogares el cuidado se ha delegado principalmente a las mujeres, en ocasiones con carácter obligatorio, lo que propicia una sobrecarga de trabajo y un gran reto para el desarrollo profesional.
“La sobrecarga de trabajo por cuidados aumenta las desventajas e impedimentos estructurales de las mujeres que ya de por sí tienen encima y acentúa su expulsión cuando ingresan a la educación superior, de posgrado o al mercado laboral”, dijo.
Puntualizó que en algunos casos, las cuidadoras, además de asumir responsabilidades económicas también asumen responsabilidades emocionales que hacen más grande el reto de culminar sus estudios.
Enumeró además que se amplía a tener dificultades para lograr un buen desempeño de su trabajo profesional, a tener tensiones en la vida académica y la vida familiar.
La doctora en Ciencias en Ecología y Manejo de Recursos Naturales enfatizó que los roles sociales condicionan a las mujeres a barreras e impedimentos estructurales en la producción del conocimiento que resulta más tarde en la baja representación en áreas de la ciencia y la tecnología.