La riqueza de la tradición oral en México es enorme, y una prueba de ello son todas las leyendas que se han transmitido de generación en generación; entre ellas, una de las más conocidas es la del Charro Negro.
¿Quién fue el Charro Negro?
Según cuenta la historia, antes de convertirse en el Charro Negro, el hombre debajo del traje era hijo de un matrimonio pobre, que, a pesar de todo, gustaba de vestir de manera elegante.
Debido a los pocos recursos de sus padres, el gusto del niño era tal que en ocasiones no comía para tener dinero suficiente para comprar sus atavíos.
El relato cuenta que los padres del niño murieron, provocando que su situación empeorara. Acorralado, habría tomado la decisión de invocar al diablo para pedirle riqueza.
Al final consiguió que el diablo apareciera frente a él, y de inmediato leyó el temperamento del hombre que lo había invocado. Lucifer le ofreció una riqueza inconcebible para dejar atrás la situación que pesaba sobre él hasta el momento; sin embargo, a cambio tendría que entregar su alma.
El orgulloso hombre no se amedrentó frente al rey del infierno y aceptó el trato. A partir de ese momento el charro se dedicó a gastar lo que obtuvo a cambio de su alma.
Pese a que gracias a ello consiguió la vida que siempre quiso, al paso del tiempo el hombre se olvidó del intercambio que hizo con Lucifer.
El diablo apareció nuevamente frente al hombre para recordarle que la hora de cumplir su parte del trato se acercaba, entonces el miedo lo invadió.
La perspectiva de la muerte provocó que el hombre buscara la manera de no cumplir con su palabra, y rodeó su hacienda con cruces y construyó una capilla dentro de ella para evitar que el diablo se acercara.
En un último intento de escapar a su destino, el charro montó en su caballo y salió de su hacienda. El diablo lo interceptó en el camino y castigó su cobardia.
La leyenda cuenta que el diablo pensaba esperar a la muerte del charro para cobrar su deuda, pero el intento de no cumplir con su palabra ocasionó que reclamara su alma en el momento.
El Charro quedó entonces condenado a pasar la eternidad atormentado en el infierno; sin embargo, tendría la posibilidad de volver a caminar entre los vivos para cobrar las deudas de otras personas contraídas con el diablo.
Además, si lograba que alguien aceptara la última bolsa con monedas de oro que le quedaba del trato que él mismo hizo, esa persona ocuparía su lugar y entonces podría descansar en paz.
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