Tras dar su mejor esfuerzo a Diario de Xalapa durante 45 años, ayer compañeros y directivos, despidieron a don Heriberto Castillo Pensado, jefe del área de Talleres de esta editora. A partir de este día disfrutará de una nueva etapa, de jubilación.
Con emociones encontradas; la alegría de llegar con salud a la etapa de jubilación, pero con tristeza por dejar a todos sus compañeros y amigos que lo vieron dar todo su esfuerzo positivo en los talleres de prensa.
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¿Cómo ha sido la jornada laboral y de vida de Heriberto Castillo?
Esta empresa, su casa, fue aquí donde enfrentó momentos críticos con un problema de salud hace 15 años; en ese tiempo tuvo que realizarse una cirugía a corazón abierto. Tras superar esos momentos duros y complicados retornó a trabajar a las prensas que siempre fueron el lugar donde se desenvolvió en el ámbito laboral.
Fue en el año 1978 que el joven Heriberto Castillo Pensando llegó a trabajar a este periódico. Su padre era entonces el jefe de prensas, uno de los trabajadores más antiguos de la empresa.
Ahora, don Heriberto disfrutó de su despedida donde recibió los buenos deseos y felicitaciones de sus compañeros de muchos años, entre los que siempre inspiró respeto y compañerismo.
Este viernes fue su último día laborable en Diario de Xalapa disfrutó gustoso y emocionado de una deliciosa y amena comida con sus compañeros de todos los departamentos: redacción, administración, fotografía y prensas, que fue donde siempre se sintió cobijado y apoyado.
¿Qué dijo Heriberto Castillo sobre su despedida?
Conmovido, dijo que trataría de disfrutar de las horas que le quedaban por ver el accionar de las máquinas, por oler la tinta en el papel recién salido de las prensas, un gran día, será inolvidable. "Me siento feliz de pasar a otra etapa en mi vida y triste porque aquí dejé mi corazón, aquí se quedan grandes amigos".
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Agregó que han sido tantas las vivencias en este periódico que será difícil adaptarse a su nueva etapa de vida, “pero es momento de disfrutar de la familia, porque por tantos años trabajó de 10 de la noche a las 7 de la mañana, aunque hubo días que salí hasta el mediodía, pero siempre lo hice con la mentalidad de que entre más trabajo hubiera a todos nos iría mejor y siempre así fue”.
Don Heriberto, como es llamado por todos sus compañeros, disfrutó de su comida de despedida y un delicioso pastel.