Por la actividad pesquera y el tráfico marítimo, en las dos subpoblaciones de delfines nariz de botella localizados en Alvarado y en el Parque Nacional Sistema Arrecifal Veracruzano (Veracruz, Boca del Río y Antón Lizardo) se ha detectado una tasa alta de heridas, expone la bióloga Victoria Adelina Valle Hernández.
En la conferencia “Conservación de delfines en Veracruz”, puntualizó que el 42 por ciento de los delfines identificados tiene heridas, algunas mortales, por lo cual, ya se trabaja en hacer una zonificación.
Como parte de su tesis de doctorado “Conservación y manejo participativo del delfín nariz de botella en el Parque Nacional Sistema Arrecifal Veracruzano y su área de influencia”, adelanta que la zonificación va en conjunto con la Comisión Nacional de Área Naturales Protegidas.
Anota que una de las prioridades es proteger a los delfines de las embarcaciones y actividades humanas, sobre todo a las mamás delfines y sus crías.
Llegar a este momento tiene como antecedente una serie de estudios realizados desde hace 15 años por varios científicos en Xalapa, en el Instituto de Investigaciones Biológicas de la Universidad Veracruzana, donde actualmente ella estudia.
Detalla que es la subpoblación localizada en Alvarado la que más preocupa, pues es donde hay muchas madres con crías; son delfines residentes, es su zona preferida y han contabilizado al menos 120 individuos.
En este lugar, dice, la actividad marítima es más fuerte por las pesquerías, por la diversidad de peces y crustáceos debida a las descargas que hay del río Papaloapan.
Recuerda que cuando los delfines y las ballenas nacen, necesitan la ayuda de las mamás para salir a respirar, por lo que salen a la superficie del agua, situación que los pone en mayor riesgo ante el paso de embarcaciones veloces.
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A partir de los estudios de los biólogos de la UV que han ahondado para saber la abundancia, la tasa de mortalidad, la proporción de hembras y machos, si son residentes o no, entre otros indicadores, señala los riesgos.
“Los delfines jarochos sí resienten las afectaciones por el tráfico reciente de embarcaciones. Han moldeado y afectado su zona de distribución y también el ruido de las embarcaciones les ha de resultar bastante molesto”, expresa.
Otra observación es que “los delfines tienen una condición corporal pobre. Casi la mitad de los que están identificados en Alvarado están muy delgados. Algo está pasando con la cadena alimenticia que nos dice que se está afectando el hábitat. No solo de los delfines sino también los peces. ¿Qué está pasando? ¿Por qué están flaquitos los delfines?”, cuestiona.
Comparte que ya se investigó la percepción que los pesqueros tienen de los delfines y, como compiten por el mismo recurso -los peces-, los ven de manera antagónica, como una plaga.
Al ahondar en el proyecto de zonificación, detalla que analizan la gravedad de las amenazas identificadas para trazar estrategias de conservación participativa, pues no solo es que ella u otros investigadores lleguen a decirles qué hacer a los pescadores sino ir en conjunto con ellos.
“Necesitamos saber qué opinan y cuáles opciones de conservación creen que hay para que las estrategias no vengan de los científicos sino de la gente que está inmersa con los delfines para tener éxito a largo plazo”, explica.
Victoria Valle Hernández nombró también muchas de las amenazas actuales a las cuales hacen frente los mamíferos marinos en general, entre ellas, el cambio climático.
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