En México, además de la vaquita marina, especies en peligro de extinción, como las tortugas y ballenas, enfrentan peligros incluso de los santuarios marinos, donde las actividades extractivas y portuarias dañan su hábitat.
Te puede interesar: Festival Arte y Medio Ambiente, un llamado a frenar el cambio climático
El aumento de la urbanización en las costas mexicanas pone en riesgo las zonas de anidación de las tortugas. Además, la pesca masiva puede dañar los fondos marinos y dar pie a que estas especies queden atrapadas en redes, pese a no ser objeto de pesca.
De acuerdo al Informe de Oceana “Áreas Naturales Protegidas ¿Al rescate de tortugas y ballenas?, la cantidad de anidación y liberaciones de tortugas marinas va en descenso.
Igualmente, en los estados de Veracruz y Tamaulipas las actividades portuarias y de extracción de petróleo causan estragos en tortugas Carey y Lora, la más amenazada del mundo.
En el Golfo de Ulloa, en Baja California Sur, la minería prospectiva y pesca con redes de enmalle afecta principalmente a tortugas Caguama.
Por otro lado, el área natural en las islas del Golfo de California, Espíritu Santo y Bahía Loreto obtuvieron una mala evaluación, ya que la ballena Azul y la Rorcual común siguen amenazadas a pesar de estar incluidas en la Lista Roja de especies de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Respecto a la vaquita, se considera por la UICN como especie en “peligro crítico”, ya que la población disminuyó drásticamente en los últimos años. Estimaciones de finales de los años 90 indicaban una población de 567 individuos, y para el verano de 2018, de menos de 19. Expertos aseguran que para 2021, su número pudo ser menor a 10 individuos.
La vaquita se distribuye exclusivamente en el norte del Golfo de California.
Aunque el estado de conservación no depende sólo de las áreas naturales protegidas, “lo que buscamos es señalar que de ellas depende mejorar su estado de conservación elevando los esfuerzos para protegerlas”, consideró Miguel Rivas, director de Santuarios Marinos de Oceana.
Subrayó que es necesario proteger a ballenas y tortugas, especies paraguas de ecosistemas como el del Alto Golfo de California, para evitar que sus poblaciones disminuyan.
Por ello, Oceana, organización que se enfoca a la protección de mares en el país, hace un llamado a la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), para trabajar en conjunto y lograr contar con áreas marinas protegidas con objetivos de conservación específicos para tener océanos más saludables.
Ante este escenario, Miguel Rivas, director de Santuarios Marinos en Oceana, manifestó que la Conanp, puede ayudar a mejorar las acciones de conservación sobre ballenas y tortugas para que lleguen a mares mexicanos por medio de tres acciones concretas:
- Regulación y limitación de la pesca en las Áreas Naturales Protegidas, bajo cuotas, limitación de métodos intensivos y monitoreo en vivo de embarcaciones pesqueras.
- Reformulación de programas de manejo orientados a la conservación.
- Ampliación del catálogo de Áreas Naturales Protegidas.
Riqueza en los mares mexicanos
En el Informe de Oceana se precisa que en las ANP se han documentado 171 especies de corales, 65 especies de tiburones y rayas, seis de las siete especies de tortugas marinas, e importantes especies de mamíferos marinos: ballenas, lobos, delfines y orcas, entre otros.
Detalla que gracias a las grandes extensiones de distribución oceánica, México alberga algunos cetáceos emblemáticos como la ballena azul, la ballena franca del Pacífico Norte, la ballena gris, la ballena jorobada, así como el cachalote y la orca, considerados todos dentro de la estrategia de conservación.
De la tortuga Carey que está presente en ocho ANP: en Islas Marías, las Revillagigedo, Los Tuxtlas; Laguna de Términos, en la planicie costera del Golfo de México; La Encrucijada, en el Pacífico Sur; Los Petenes, Río Lagartos e Isla Contoy, en la Península de Yucatán y el Caribe mexicano, se caracteriza por su pico semejante a un ave rapaz. Es de las tortugas marinas de mayor tamaño.
La pérdida de hábitat es una grave amenaza para estas tortugas. El desarrollo urbano en las zonas costeras reduce el espacio disponible para la anidación.
Mientras que el aumento de la temperatura asociado al cambio climático impacta negativamente los arrecifes de coral en los que se alimentan de esponjas, moluscos, algas marinas crustáceos, peces y medusas.
En el caso de las ballenas, la Azul se considera en peligro. Las que se encuentran en el Golfo de California, pertenecen a la población del Pacífico Noreste que incluye las costas de Óregon, California y Península de Baja California. Las estimaciones de población indican una disminución entre dos mil y tres mil individuos en 2004 a mil 426 en 2016.
Para el caso del Golfo de California, la abundancia estimada fue de 100 individuos con un máximo de 165 ballenas en 2006 y un mínimo de 20 en 1995.
Se precisa en el informe de Oceana que la cantidad de ballena Azul en el Golfo de California es muy baja por lo que se le considera vulnerable. La mayor distribución de esta especie se presenta en Loreto.
De la ballena Rorcual, se le considera como especie vulnerable. Se distribuye ampliamente en el mundo, pero la pequeña población que habita en el Golfo de California se sugiere que es residente y que está aislada del resto de poblaciones del Océano Pacífico.
Los estudios más recientes: 2016 y 2019, estiman un tamaño de población menor que en la década de 2000, que a su vez fue menor que a mediados de los años 90s.
Con base a esta información se consideró una tendencia ligeramente negativa y un estado “vulnerable” para la población del Golfo de California. Esto es, se consideraron datos para la zona de Bahía de la Paz, esto es el Archipiélago de Espíritu Santo y para las islas del Golfo por su distribución entre La Paz y Loreto.