Tras varios años de lucha, en este momento la minería tóxica en Veracruz está detenida, lo que significa un respiro para los defensores del agua y el territorio pero que no implica que estén bajando la guardia.
Guillermo Rodríguez Curiel de La Asamblea Veracruzana de Iniciativas y Defensa Ambiental (LAVIDA) explicó que, si bien hay sosiego, los empresarios mineros tienen concesiones a 100 años por lo que es necesario lograr un amparo que ya existe, pero que sea definitivo en donde se cancelen las 24 concesiones existentes entre Actopan y Alto Lucero.
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¿Llegará la calma para no luchar contra la minería tóxica?
Hasta que no se logre lo anterior, sostiene, no se tendrá un respiro total y se pasará a la siguiente etapa de restauración total de lo que se ha dañado actualmente.
Y es que al tener indicios de la exploración que se realizaba de la minería tóxica que inició en 2006 en la zona de la sierra de Chiconquiaco, concretamente en Actopan y Alto Lucero, se sumaron a la lucha no solo ambientalistas, activistas o investigadores, sino ciudadanos y hasta líderes religiosos como el exarzobispo de Xalapa, Hipólito Reyes Larios.
“Por eso siempre hemos estado en plan de lucha de que hay que respetar las aguas, hay que consultar verdaderamente al pueblo para hacer este tipo de cosas. Pero ya sabemos que a veces las leyes favorecen mucho a estas empresas y les dan permiso hasta por 50 años para poder hacer este tipo de experiencias, de explosiones que afectan a las poblaciones que están cerca de estos lugares”, dijo en su homilía desde la Catedral Metropolitana de Xalapa el entonces prelado en octubre de 2020.
¿Veracruz tiene vocación para la minería?
Rodríguez Curiel remarcó que el estado de Veracruz no tiene vocación minera pues hasta ahora ha sido fundamentalmente agrícola, ganadera, pesquera y de turismo y sería hasta los años 50 que se inició con la industrialización principalmente en las cercanías del puerto.
Además, recordó que todos conocían la minería tradicional, la de socavón y donde el obrero entraba con su pala y pico y detrás un carrito en el cual depositaban la piedra, la llevaban a los centros donde la partían y separaban el oro o encontraban las grandes vetas.
“Esa minería de vetas desapareció, ahora los minerales están todos en el subsuelo y el elemento de por qué defendemos el territorio es porque la actual minería o la megaminería tiene que destruir toda la vegetación, después destruye el suelo para molerlo, llevarlo con grandes contenedores a unas tinas enormes donde tiene agua con cianuro, que hace que se peguen las pequeñas micropartículas y es sumamente depredadora, es tóxica”.
No obstante, en el 2006, ambientalistas conocieron que ya había exploración de esa minería tóxica en la zona de la sierra de Chiconquiaco, concretamente en Actopan y Alto Lucero, aunque no le dieron importancia por tratarse de indagación.
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Pero cuando empezó la época de barrenos ya en el gobierno de Fidel Herrera Beltrán en una conferencia de prensa en la que hizo referencia a ello, les prende los focos de alarma.
“En una conferencia de prensa en las bodegas de la minera Caballo Blanco Goldgroup en Arroyo Agrio toma dos piedras y nos dice: Veracruz, nos sacamos la lotería, tenemos oro, en ese momento los ambientalistas empezamos a preocuparnos y empezamos a recorrer la zona y encontramos que es una zona impresionantemente llena de biodiversidad que es hábitat de unas 3 mil especies entre vegetales, animales, microorganismos es una zona que está llena de vestigios”.
Pero, además, frente a donde pretendían instalar la minera se encuentra la nucleoeléctrica de Laguna Verde, a 2 kilómetros y medio, lo que podía permitirse. “Dijimos, no podemos permitir que, al estado de Veracruz, que ya tiene una tragedia ambiental que es Laguna Verde, dejarle una herencia de pasivo ambiental a la autoridad veracruzana para dejarlo sin su biodiversidad, sin su agua, paisaje, sin árboles, sin aves, sin pesca, sin turismo, sin ganadería y agricultura y fue así como iniciamos la resistencia”.
¿Cómo fue la organización y resistencia frente a la minería?
Afortunadamente, dijo, la población aprendió rápidamente que no tenía que permitir que se instalara la minera Caballo Blanco de la canadiense Goldgroup, por lo que, gracias a la resistencia y movilizaciones, se obligó al gobierno en turno de Javier Duarte que el 5 de junio de 2013 expresara que Veracruz no es viable para la minería.
“Esto nos dio un descanso; sin embargo, como son a 50 años las concesiones por la ley minera que les da concesiones a los mineros por 100 años y es actividad prioritaria y de interés público, regresaron, volvieron a hacer destrozos, a abrir caminos, volvieron a hacer barrenos, secaron la laguna del Farallón, la del Llano y Laguna Verde producto de los 800 barrenos que había hecho la minera, ahora que se llama El Cobro y que ya es de otro grupo empresarial. En los 500 años del arribo de Hernán Cortés, nuevamente el gobierno dijo no a la minería tóxica en Veracruz en el 2016”.
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Pero la movilización nos se detuvo y más recientemente, con el gobierno de Cuitláhuac García Jiménez se publicó en la Gaceta Oficial del Estado del 6 de junio de 2022 que, en el estado de Veracruz, la minería tóxica metálica es inviable y no se permitirá su instalación en Veracruz.
Además, el Gobierno Federal por medio del presidente Andrés Manuel López Obrador también envió una iniciativa de ley para modificar la ley minera en la que destaca que se le quita a la minería el carácter de interés público y el asunto de prioritario; las concesiones que eran a 100 años las bajan a 80 y ahora los obligan al Manifiesto de Impacto Ambiental, Social y a la consulta previo a la entrega de concesiones.
La coordinación con la Universidad Veracruzana
Guillermo Rodríguez dijo que están trabajando con la Universidad Veracruzana para que la zona que abarca 30 municipios de la sierra de Chiconquiaco, sea decretada como Área Natural Protegida (ANP) y reforzar el hecho de que no se pueda instalar la minería metálica tóxica.
“Si logramos este último elemento de que se haga la ANP le dejaremos una herencia maravillosa a las próximas generaciones que disfrutarán de agua, de este clima, de la neblina, de la gran biodiversidad, del gran paisaje que tenemos y de un extraordinario legado cultural que hay en torno a esa sierra”.
Con esto, se estarían protegiendo 900 hectáreas, además del agua de dos cuencas que nacen ahí y que le dan agua a más de 1 millón 800 mil habitantes, por lo que sería un legado ambiental para las próximas generaciones.