Con el argumento de que el maíz biotecnológico perjudica las variedades autóctonas y puede tener efectos dañinos a la salud, México mantiene su postura de prohibir la importación de maíz transgénico, lo que ha generado un ambiente tenso con el gobierno de los Estados Unidos (EU), al que se sumó Canadá.
Para analizar la determinación mexicana y tomar medidas al respecto, EU propone la creación de paneles en donde expertos en la materia analizarán la resolución de la controversia, esto en el marco del tratado comercial entre México, Estado Unidos y Canadá (T-MEC).
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¿Cuáles son las afectaciones del maíz transgénico?
Sobre este tema, Martha Cristina Daniels Rodríguez, adscrita al Centro de Estudios sobre Derecho, Globalización y Seguridad de la Universidad Veracruzana (UV), realiza una investigación que la lleva a considerar que la controversia de México no es por cuestiones ambientales, sino de salud, aunque esto carece de fundamentos científicos puesto que desde 1996 se comercializa maíz modificado genéticamente y no hay registros de afectaciones a la salud de las personas.
La también académica de la Facultad de Derecho señaló que a la fecha nuestro país es autosuficiente en maíz blanco que se utiliza para la elaboración de tortillas, sin embargo, importa cerca de 17 millones de toneladas al año de maíz amarillo para uso forrajero e industrial, que representa alrededor de cinco mil millones de dólares.
“Es mucho dinero y por eso la presión de los agricultores de Estados Unidos a su gobierno para la instalación de estos paneles”, apuntó la investigadora universitaria.
Mencionó también que nuestro país pretende la prohibición del uso del herbicida glifosato, que es de amplio espectro no selectivo y sistémico y que dio origen a la controversia mexicana.
Al respecto, Daniels Rodríguez explicó que el maíz transgénico es mayormente resistente al glifosato (cuya función es matar la maleza); destacó que este herbicida tiene muchos años utilizándose y no es exclusivo para el maíz genéticamente modificado, en un 75% se usa también para el grano convencional en combinación con otros siete herbicidas.
“EU quería saber por qué razón México estableció la prohibición, las negociaciones fallaron y el segundo paso para resolver la controversia será la instalación de paneles en donde expertos sobre medioambiente analizarán pruebas con bases científicas; seguramente emitirán un resultado preliminar y lo harán saber a las partes involucradas, que tendrán derecho de audiencia para llevar sus alegatos a los expertos para tomarlos en cuenta, hasta llegar a un informe final y conclusiones”, detalló Martha Cristina Daniels.
Para finalizar, comentó que si México logra probar su punto de decisión se evitará la importación de maíz transgénico sin problema, pero si pierde la controversia tendrá que derogar su decreto y permitir la entrada de ese maíz, “ya que no se pueden poner barreras al comercio dado que se firmó el T-MEC y, de no respetarlo, se aplicarán las sanciones que el mismo establece”.