¿Eres de las personas que hacen una lista de propósitos para el año nuevo? La psicóloga Azminda Ramírez Cruz opina que es un buen hábito, pero también una oportunidad para autoconocerse y no exigirse de más.
Ser demasiado duros puede desencadenar trastornos de ansiedad o hasta compulsivos con algunas otras consecuencias en cadena, advierte en entrevista.
La profesional de la salud mental recomienda hacer una planeación acorde con la personalidad, con metas alcanzables para evitar la frustración.
Explica que dos de los propósitos más recurrentes son los de bajar de peso y dejar de consumir bebidas alcohólicas o drogas.
En el caso del peso, les recuerda a las personas que lo mejor es asistir con un nutriólogo e iniciar un trabajo conjunto con activación física.
“No es recomendable el inicio de dietas sin supervisión; recordemos que es necesario saber cuáles son las condiciones en las que nos encontramos y esa es la base; puede haber riesgo de descompensaciones”, apunta.
Si no se cuenta con los recursos económicos, sugiere empezar por disminuir la ingesta de harinas, azúcar y botanas, así como armar un calendario de caminatas, que pueden ser desde 15 minutos e ir aumentando el tiempo gradualmente.
“Sí es preocupante que al no alcanzar los propósitos, aumenten los casos de depresión y de trastornos alimentarios”, declara.
Menciona que también es común que haya autocastigos, como dejar de comer, lo cual puede provocar trastornos alimentarios.
En el caso de las drogas, lo primero es analizar si hay una dependencia y partir de ese punto: “Si puedes controlarlo, es disminuir el consumo e ir poco a poco. Platicarlo con una amistad o familiar también ayuda a cumplir el propósito, al sentirse acompañado”.
¿Qué pasa si hay dependencia?
En estos casos se debe acudir con un médico o psicólogo, quien a partir de la gravedad enviará o no con psiquiatra para tratamiento farmacológico.
Para ambos propósitos sugiere incorporar la actividad física a la vida diaria. Indica para niños y jóvenes 60 minutos de actividad aeróbica, como jugar, correr, saltar la cuerda o practicar un deporte.
En cuanto a las personas adultas, llegar a los 60-150 minutos a la semana de actividad moderada, como nadar, caminar o andar en bicicleta; personas adultas mayores pueden llegar a los 150 minutos semanales de bailar o caminar.
“Sea cual sea el propósito debe haber un equilibrio entre indulgencia y bienestar”, puntualiza.