Xalapa, Ver.- Si eres de Veracruz debes saber que en el municipio de Perote existe la Fortaleza de San Carlos, la cual fue edificada en 1770 en el siglo XVIII por órdenes del virrey Joaquín de Montserrat y bajo el control del brigadier de ingenieros Manuel de Santisteban, es una estructura que funcionó como defensa y resguardo de tropas españolas y posteriormente como colegio militar y prisión.
Esta estructura guarda una gran historia que debes conocer, si alguna vez has pasado por el lugar, seguramente habrás notado que antes de ingresar a las puertas de acceso existe un camino, el cual está custodiado por dos estatuas de soldados.
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Estas singulares figuras de piedra fueron traídas desde el viejo continente, pero guardan todo una leyenda. Estas dos figuras portan el uniforma de la infantería española de la segunda mitad del siglo XVIII y son conocidas por los lugareños como “Los Desterrados de piedra”.
Hay leyendas urbanas que aseguran que estas dos estatuas cobran vida por las noches, pues dicen algunos pobladores de Perote que han llegado a pasar a altas horas de la madrugada que si se pone atención se logra escuchar lamentos y respiros que salen de las caras de estos dos uniformados.
Ahora bien estas dos figuras han estado custodiando la fortaleza por años y de acuerdo con leyendas se cree que en la noche cobran vida y suelen lamentarse por estar todo el tiempo parados y cuidando la fortaleza día y noche.
¿Por qué los Desterrados de piedra llegaron a la fortaleza de San Carlos en Perote?
En 1971 el historiador Miguel Ángel Sánchez Lamego, quien también era general de ingenieros, se dio a la tarea de investigar sobre esta fortaleza y en particular sobre “Los Desterrados de piedra”.
Por ello creo el libro “El Castillo de San Carlos de Perote”, en donde explica que en marzo del año 1793 se declaró estado de guerra entre España y Francia. En España se giraron instrucciones reales para proteger la región de Cataluña de una posible invasión francesa.
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Y de acuerdo a los registros históricos se creó un fuerte en la región de Gerona, donde había guarniciones para abastecer a los españoles que cuidaban de la zona fronteriza.
En esta región se ubicó el Fuerte de Figueras, en donde descansaban los soldados españoles, pero obviamente que al estar en tiempos de guerra, tenían que tener guardias que cuidaran toda la noche, y es que ahí se ordenó a dos soldados hacer la guardia de la noche.
Pero en una mañana de abril de 1793 dos guardias españoles fueron encontrados muertos, lo curioso de este lamentable hecho es que los cuerpos estaban de frente atravesados mutuamente por sus bayonetas muy cerca de la entrada al fuerte.
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Luego de una investigación se descubrió que los soldados catalanes muertos eran; Francisco Ferrer y Jaime Castells. Y se conoció que eran rivales de amor, ya que estaban perdidamente enamorados de una mujer de nombre Olalla de Olot.
Todo indica que al estar de guardia los dos se toparon de frente en una ronda, y sin pensarlo decidieron atacarse mutuamente provocando heridas mortales.
En esas fechas el descuidar sus encomiendas militares, que era vigilar y proteger el fuerte de cualquier riesgo de peligro para sus compañeros que estaban durmiendo, ameritaba la pena de muerte. Pero en este caso al ellos estar ya muertos se les impuso una pena fuera de lo común.
Por ello el rey Carlos IV ordenó que para servir de ejemplo, se esculpieran dos estatuas para representar a los dos soldados catalanes, que serían desterrados al nuevo mundo, en donde permanecerían como centinelas cuidando una fortaleza para toda la eternidad.
Para dar cumplimiento a la orden del rey, fue en el siglo XVII que las dos estatuas llegaron al puerto de Veracruz, de ahí al paso de los días fueron llevadas hasta el municipio de Perote en donde se colocaron en la entrada del Castillo de San Carlos, actualmente la Fortaleza de San Carlos.
Cabe mencionar que en noviembre del año de 1862, por orden del General Don Ignacio de la Llave, se pretendió volar la fortaleza para que no cayera intacta en poder de los franceses que invadieron el suelo mexicano.
Por ello uno de los vecinos de Perote pero de origen español solicitó le dejaran conserva estas dos estatuas, las cuales se llevó a su casa y las colocó en su jardín, pero al paso del tiempo, en 1889 el Conserje del Castillo de San Carlos, el Coronel de Caballería Auxiliar Don Miguel Melgarejo y este jefe llevó la orden de recoger todo lo que fuera de pertenencia de la nación, incluyéndose las dos estatuas.
Por ello las figuras de los soldados catalanes fueron regresadas a la actual fortaleza de San Carlos pero ya no colocadas en la entrada sino en el camino principal que lleva a la estructura y en donde a la fecha siguen estando, cuidando día y noche esta añeja construcción militar.
Estamos seguros que no conocías esta impresionante historia y el motivo por el cual llegaron estas dos estatuas a la fortaleza de San Carlos, pero ahora que ya lo sabes podrás acudir y visitar el lugar y conocerlas en vivo y a todo color. Así como aprender más sobre el edificio que guarda muchos datos históricos.