Con 50 años dedicados a la alfarería, José Manuel Méndez ve con preocupación que este oficio está en riesgo de desaparecer en Xalapa, ciudad donde él y su familia han trabajado el barro por tres generaciones.
Próximo a cumplir 65 años de edad, recuerda con nostalgia las décadas de los 80 y 90 del siglo pasado, cuando en el taller de los Méndez llegó a haber hasta 20 trabajadores. En Emilio Carranza número 44, entre Pípila y Niños Héroes, aún es posible adquirir macetas pero, dice con pesar, los años de bonanza ya son cosa del pasado.
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¿Cómo es la historia de la familia de José Manuel Méndez?
El alfarero, quien es reconocido como un personaje xalapeño, acumula junto con sus ancestros más de ochenta años de producir distintos enseres de barro de manera artesanal.
Los orígenes de esta historia tienen como base el cambio de domicilio de Ignacio Méndez Caballero, quien de vivir en Potrero de Yeguas, localidad de Emiliano Zapata, llega a Xalapa con su familia, aproximadamente a mediados de 1950.
Al lado de sus cuatro hijos, logra consolidarse por la venta de tejas y celosías, que para esos tiempos eran muy solicitadas por la población, tanto, que empezaron a llegar más vendedores, incluso de entidades como Puebla.
Además de estos materiales para la construcción, era una época en la cual se utilizaban los tubos de barro vidriado para el drenaje y los tubos para calentadores de leña.
El auge fue entre las décadas de los 80 y 90, reitera con orgullo José Manuel, nieto de Ignacio e hijo de Nemesio; él y su papá fueron los únicos descendientes dedicados al cien por ciento al barro.
En visita al domicilio, donde ya no hay quema de las piezas y se logra ver el horno con claras huellas de la falta de mantenimiento, el artesano menciona que sus tíos y sus hermanos optaron por dedicarse a lo relacionado con la contabilidad.
“Mi papá Nemesio quería que yo estudiara y no me enseñaba, pero a mí siempre me llamó la atención. Solo ayudaba en el quemado de las piezas y en el vidriado, pero luego, a los 14 años, ya me dio permiso. Desde entonces me enamoré y lo único que puedo decir es que nunca se acaba de aprender…”, expresa.
Los cambios en arquitectura, el desarrollo y el empleo de otros materiales hicieron que los Méndez buscaran otras formas de generar recursos, así llegaron a las macetas y objetos ornamentales, entre ellos, árboles de la vida. En noviembre eran infaltables las calabazas y los fantasmas.
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¿Cómo trabaja actualmente José Manuel?
Actualmente solo queda José Manuel. Algunos problemas de salud le impiden desde hace tres años trabajar como antes, pero tiene un aprendiz, Juan Carlos Carmona.
Para el alfarero es motivo de tristeza pensar que tal vez con él se acabe una forma de vida familiar y un fragmento de la historia de Xalapa. Por eso menciona que si alguna autoridad local está interesada, él podría dar talleres para que más personas practiquen este oficio.
Por la maleabilidad del barro, opina que es fácil enamorarse. José Manuel conserva la esperanza… También espera en su domicilio a quienes quieran adquirir alguna maceta.
Todavía tiene algunas piezas, de distintas formas y tamaños, desde los 10 hasta los 550 pesos. Comparte que antes, quienes más compraban eran las mujeres adultas; ahora, los jóvenes buscan pequeñas macetas para las suculentas.
Alfarería Méndez está abierta de lunes a viernes, de 9 a 19 horas, y los sábados, de 9 a 15 horas. Solo hay que tocar el timbre para conocer la producción y a un hombre que ya es parte de la historia de la capital del estado.