¿Sabías que hay una escuela del algodón? Está en Papantla

Se aprende desde la siembra, el cultivo hasta la hechura de una prenda con algodón

Ariadna García | Diario de Xalapa

  · sábado 25 de marzo de 2023

Escuela del Algodón inició formalmente hace 10 años | Foto: David Bello/Diario de Xalapa

Irma Pérez Hernández es maestra fundadora de la Escuela del Algodón Casa Mundo del Algodón, una de las más visitadas en el Festival Cumbre Tajín. No es una escuela común, porque todo lo que se aprende va de la mano espiritual.

Orgullosa de su labor, de ser formadora de niños, jóvenes y adultos, tiene una solicitud para las autoridades: que las valoren. “Que nos valoren más porque no necesitamos tener una universidad para que nos valoren, como maestros de las artes, eso le pido al gobierno”.

¿Cuándo inició la Escuela del Algodón Casa Mundo del Algodón?

Originaria de la comunidad de Morgadal del municipio Papantla, narra que, aunque la escuela inició hace 10 años, su trabajo comenzó desde hace 21, dos años después del inicio del Festival Cumbre Tajín, con la intención de rescatar sus tradiciones. “Compartiendo conocimientos llevamos 13 años, en el 2010 empezamos a compartir de manera formal, pero en el 2004 empezamos de poquito a poquito, el 2010 fue formal y en el 2013 se legalizó”.

Desde menores de 5 años hasta adultos mayores pueden entrar a escuela | Foto: David Bello

Actualmente hay 10 maestros, formados por las tres fundadoras quienes hacen “arte”, así de claro lo define Irma.

Para ingresar a esa escuela, explica, no hay edad, lo mismo puede entrar un niño de 5 años como un adulto mayor quienes aprenden desde cómo se siembra el algodón, cómo se cultiva y se procesa para el hilado, pero todo de la mano espiritual.

“El niño tiene que aprender y saber que toda semilla tiene un dueño a quien se le rinde culto y ofrendas, tienen que aprender todo eso y se le transmite también la lengua materna, no es una escuela común entonces en lo que va aprendiendo, el niño se va formando tanto en la técnica y la parte espiritual, eso es lo que van haciendo los niños y los adultos porque habemos muchos que no sabemos ni cómo se pone una semilla en la tierra, todo va por etapas”.

Para formar a un maestro se requiere de hasta 11 años de estudio, y en pieza de telar les enseñan a rescatar todos los utensilios que usaban los abuelos como el secamanos de casa, de diario y de fiestas; el ruedo, que es el que utilizaban para cargar la canasta o la leña; los manteles, para el diario, para las tortillas y los ceremoniales.

“Manteles para ir a pedir a la muchacha, para llevar el ajuar, para hacer la boda Totonaca junto con una batea y también hacemos los rebozos, el colador para comer la miel, el atole, las aguas, que cada colador tiene su modo más abierto o cerrado depende de lo que se vaya a colar y los niños tienen que aprender y tienen que hacerlo, pero esa etapa ya va como cuando un niño ya está entrando a la universidad, primero tiene que aprender todas las historias, la parte espiritual, hacer las ofrendas, las ceremonias”.

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Irma heredó todo lo que sabe, incluso recuerda que, a sus seis años, tuvo un ritual de “la telaraña de la araña amarilla” y así recibió el don por parte de sus abuelos para poder bordar. “Yo a los 7 años empecé a bordar manteles porque hace años se hacían los manteles bordados y se preparaba uno para el día de muertos y me gustaba hacerlos, acumularlos para que llegando el evento yo ya salía a vender mis mantelitos”.

Lamenta que actualmente el interés por aprender a bordar y conservar esas prácticas ancestrales se vaya perdiendo puesto que ahora los jóvenes ya no usan el cerebro para hacer cosas buenas porque quedaron atrapados por el teléfono móvil.

Escuela del Algodón estuvo en la Cumbre Tajín | Foto: David Bello


“Ahora todo le dice el celular, ya no utiliza el cerebro para hacer algo, ya no lo utiliza para pensar o trabajar, ahorita todo es el celular, si esos niños se formaran como nosotros cuando crecimos, otro gallo cantara en este pueblo y este mundo, pero ahora los jóvenes ya no tienen nada de amor por nada y nosotros somos los culpables”.