Tacos de costilla, barbacoa, cochinita pibil, milanesa y adobo son los preferidos de la clientela de Doña Lu, quien en los últimos 25 años ha alimentado a cientos de estudiantes universitarios foráneos y locales que asisten a la Unidad del Área de Humanidades.

Doña Lu, recibe alegre a cada uno de los estudiantes que le compra sus tacos de guisado. “Los trato como a mis hijos, porque muchos vienen de fuera y extrañan su hogar. Cuando compran tacos de adobo es porque les recuerda a sus madres, ese es mi éxito que los trato a todos con mucho cariño”.

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¿A qué hora inicia un día para Doña Lu?

Guadalupe Zaragoza Cuevas explica que su día y jornada laboral inicia a las 3 de la mañana. A esa hora comienza la preparación de los distintos guisados que lleva en su carrito para llegar a las 8 de la mañana a la puerta principal de Humanidades.

Es toda una emprendedora doña Lu, quien comenta que lleva 14 preparaciones distintas para que coman los jóvenes, “también salen las secretarias y profesores a comprarme porque les gustan mis tacos que llevo tantos años preparando”.

Cuando llegó a este sitio a vender su comida, dijo que la pasó mal un tiempo porque los inspectores del Ayuntamiento la quitaban a cada rato, “pero ahora ya tengo mi permiso y nadie me molesta”.

Como su comida gustaba mucho a la clientela pudo ampliar el negocio y ahora los fines de semana ofrecen el servicio de cazuelas en el que le va bien, porque puede cobrar 75 pesos por persona cuando la contratan.

“No se puede uno quedar solo con los ingresos de los estudiantes, aunque vende bien, es un trabajo solo es de lunes a viernes y se detiene en vacaciones, por lo que ahora también me contrato para dar banquetes y llevo los mismos platillos y siempre quedan bien satisfechos quienes la contratan”.

¿Cómo es el puesto de doña Guadalupe?

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Su puesto de comida, no es la tradicional canasta, sino que tiene una especie de carrito de papas a la francesa, cuenta con 12 espacios para sus alimentos, lo positivo es que los guisos se mantienen extra calientes, “así en el momento que vengan siempre estará caliente la comida y eso me da una ventaja con mis compañeros que también traen comida para vender”.

Explica que este carrito fue adaptado porque era de salchichas, pero su familia lo adaptó para su comodidad, pero siempre pensando en dar un mejor servicio a la clientela.

Además es mejor porque no anda cargando ollas, su carro tiene los utensilios para guardar los alimentos.

Aquí lleva su barbacoa, pechuga, champiñones, tortas de quesillo, carnitas y cueritos, salchichas, rollitos de jamón, cochinita, milanesa, rollitos de queso, jamón o papa, entre otros guisados.