Johan Esaú García Zavaleta nunca estudió música, sin embargo, se gana la vida tocando la guitarra y cantando boleros y las melodías que le piden en comercios de la ciudad. A sus 22 años no tuvo la oportunidad de asistir a clases formales de música, eso no le impide llevar al hombro su guitarra para cantar en restaurantes y café del centro de Xalapa.
“Solo veo a compañeros músicos, observo y aprendo oyendo y viendo cómo mueven los dedos para tocar alguna melodía”, comenta el artista xalapeño quien vive en la zona de la Reserva Territorial.
- Te puede interesar: Entrega total a la alfarería: José Manuel dedica 50 años de su vida a oficio
¿Cuándo se decidió a vivir de la música?
Hace cuatro años y medio fue que comenzó a vivir de la música. Sus estudios quedaron truncos, pero terminó la secundaria. Ante la necesidad de conseguir un trabajo entró a trabajar a una pizzería, pero no era lo que le gustaba.
Recuerda que en ese entonces solo sabía dos canciones. “Así salí a cantar a los autobuses y se me fue dando poco a poco y cuando me encontraba a compañeros fue aprendiendo un poquito de cada uno”.
De hecho sigue utilizando esa habilidad para aprender más canciones, “observo a los compañeros y ahora ya toco un poco la jarana, la jarana huasteca, el requinto, bajo eléctrico y contrabajo”.
De notas musicales, explica que no sabe nada. “No sé leerlas, pero veo como mueven las manos mis compañeros y lo repito hasta dominarlo, si me ponen a sacar algún ritmo lo saco”.
Narra que a su abuelo le gustaba la música y eso lo motivó a dedicarse a ella. “He estado en varios grupos tocando la guitarra, la he hecho con grupos norteños y hasta en una banda, me he echado palomazos con mariachis, porque le hago a todo un poquito. Cuando tengo dudas voy a tutoriales pero prefiero preguntar a mis compañeros porque sé que tengo la habilidad de aprender con solo observar lo que hacen”.
Lee más: Bellas pero caras: precio de flores se elevó hasta 50% en Xalapa
Johan Esaú asegura que a la música se dedica al cien por ciento. “Porque mientras no me caiga una contratación para dar una serenata me vengo a los restaurantes y cafés a tocar y ganarme la vida haciendo lo que más disfruto. La gente me conoce porque soy frecuente en muchos comercios”.
Su actividad no tiene fecha ni hora. “Si me contratan en Navidad o Días de las Madres, sea a las 9 de la mañana o a las 1 de la madrugada, yo voy y canto”.
Dice que también toca con un trío y acuden a dar serenatas, “cobramos mil 200 por ocho canciones y nos vamos Perote, Plan del Río o La Joya, a donde nos pidan vamos, porque a estos me dedico y lo disfruto”.
Ser artista no significa que tenga el sueño de un día triunfar y salir en la televisión o viajar. “Por ahora no sueño en eso, me dedico a vivir el día, porque creo que soñar no me servirá de mucho, lo que necesito es trabajar y seguir luchando en la vida”.
Su meta es algún día vivir bien de lo que hace, “creo que soñar en cosas como ser famoso quitar tiempo y no te hace vivir en la realidad, porque aunque no cante o toque como el mejor, todo lo he aprendido solo y quiero vivir de esto siempre”.