En la esquina de las céntricas calles de Clavijero esquina con Acosta, en Xalapa, una tiendita de abarrotes se mantiene desde 1968 en la preferencia de clientes de distintas edades y hasta de quienes estuvieron solo “de paso” en la capital del estado. Se trata de La Madrileña, la “tiendita de la esquina” presente en la memoria del pueblo por sus clásicas tortas.
¿Qué tipo de tortas se pueden encontrar en la La Madrileña de Xalapa y cuál es su historia?
De jamón, queso de puerco, queso de hebra, pierna, polaca, queso amarillo o milanesa, las tortas preparadas por la familia Muñoz son buscadas por personas de distintas edades, abuelitos y sus nietos, pues acumula 56 años con la nueva administración, pero es mucho más antigua.
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La Madrileña lleva este nombre porque sus fundadores fueron españoles, en época en la cual no existían las tiendas de conveniencia ni los “supercitos” que ahora las tienen al borde de la extinción.
En visita a la antigua construcción, identificada por un logo que al centro tiene una torta, fue recordado don Mario Muñoz Hernández, veracruzano nativo de San Miguel del Soldado, del municipio de Rafael Lucio, quien se afincó en Xalapa y tomó la administración de la tienda donde, hasta ese momento, los vinos y los víveres eran la principal vendimia.
El éxito de este lugar, además de que eran pocas las tiendas, se debía principalmente a su cercanía con dos terminales de autobuses, los “Azteca” y AU.
Cientos de personas con distintos destinos pasaban para comer allí una torta o para llevarla para comer en sus viajes. Don Mario sabía ser amigo, por eso también lo buscaban para platicar.
“Hablaba mucho y hasta de consejero la hacía”, recuerdan sus familiares, quienes no dan su nombre para que el de don Mario Muñoz Hernández sea el que se quede en la memoria.
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Aquel hombre tuvo la visión de ofrecer algo más que bebidas refrescantes, galletas o botanas, por eso pensó en tortas elaboradas con pan cocido en horno de leña y con sumo cuidado de los ingredientes.
¿Cómo son preparadas las tortas?
El producto no era ni es “ostentoso” como ahora acostumbran en algunos restaurantes o cafeterías, en cambio es una torta clásica, a precio accesible, que hasta el de día hoy conserva el sabor especial del horno de leña.
El pan es clave, dice el equipo de dos mujeres y dos hombres que las elaboran detrás de un vidrio. Parten una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho… colocan los ingredientes, cierran y envuelven.
Hay práctica, rapidez, sobre todo a la hora de la comida, cuando una no es suficiente para cada comensal; la mayoría busca otro de los ingredientes favoritos, los chiles en vinagre, xalapeños o cera, con zanahorias y trocitos de coliflor, elaborados con receta casera tradicional.
El negocio nació familiar y así continúa, solo cambian los nombres. Pues con don Mario estaban también sus hermanos Rafael y Román, y gran parte de los demás integrantes.
Ahora son dos primas al frente, quienes manifiestan su orgullo por mantener de pie un sitio icónico donde en los mejores tiempos se llegaron a vender hasta 500 tortas y, para satisfacer la demanda de los viajeros, se cerraba hasta la madrugada.
Otros clientes frecuentes eran y son los estudiantes, pues a bajo costo pueden satisfacer su hambre en un lugar caracterizado por su mesa central, fotografías de Xalapa antiguo y una pequeña colección de billetes.
Aunque en la misma calle ahora hay un minisúper y otras tiendas más grandes, las administradoras de La Madrileña dicen con optimismo que todavía hay futuro, pues ya no se hacen largas filas como cuentan que en algún momento se hacían, pero sí permanecen en la preferencia de muchas personas.
En el logotipo se puede leer “miscelánea”, dentro, son pocos los productos de abarrotes que expenden, pero las tortas siguen desafiando al tiempo y a las nuevas formas de comercio.
Ya no se cierra en la madrugada, pero entre las ocho de la mañana y las 8:30 de la noche, de lunes a sábado, y los domingos de 11 a 19 horas, la entrada y salida de xalapeños es constante. “Hay Madrileña para rato”.