Veracruz, Ver.- Con una enorme canasta Lorenzo Lara Alba atiende a sus clientes en la esquina de Juárez e Independencia en el primer cuadro de la ciudad ofreciendo las empanaditas alvaradeñas, platillo que desde hace más de cinco décadas su padre introdujo al puerto de Veracruz.
En entrevista para Diario de Xalapa relata que en los años 50 su padre, originario de Alvarado, trajo a Veracruz las famosas empanaditas alvaradeñas, platillo que tiene su origen en la comunidad de Galicia en España en donde se rellenaban de un tipo estofado de jaiba, así como guayaba y queso.
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¿Cómo surgieron las empanadas alvaradeñas?
Con una canasta se instaló en las calles de Independencia para ofrecer estas delicias, que una vez que llegaron a la Cuenca, además de los guisos antes mencionados se combinaron con otros ingredientes como champiñones con espinacas, hawaiano, choriqueso, cubano, carnes frías, alambre, cuatro quesos y la tradicional de guayaba.
“Mi padre venía de Alvarado y decidió emprender con la venta de las empanaditas, primero anduvo ofreciéndolas en distintos puntos, en la playa, en el centro, afuera de negocios, entraba al muelle, como ambulante por casi 20 años, hasta que se estableció sobre la avenida Independencia, casi llegando a Juárez, más bien afuera del banco, aquí también nos puso a trabajar a nosotros, sus hijos, yo empecé de chico a vender”, explica.
Con este negocio, su padre sacó adelante a la familia, dando estudios a todos sus hijos, sin embargo falleció en 1981, cuando Lorenzo apenas tenía siete años.
“Mi papá trabajó mucho y lo ayudábamos en el negocio, estudiábamos y trabajábamos pero falleció cuando yo tenía siete años, fue algo muy triste porque yo estaba muy chico, después mis hermanos mayores siguieron con el negocio y yo seguí estudiando, me recibí como contador y anduve trabajando muchos años en empresas y en un banco”, menciona.
Mientras sus hermanos mayores continuaron con el negocio y que también combinaban con sus profesiones, Lorenzo siguió estudiando hasta que se recibió de contador.
Comenta que aunque trabajo dentro de su profesión, hace cinco años regresó al negocio familiar tras la muerte de uno de sus hermanos, el que se encargaba de atender el puesto de la esquina de Independencia y Juárez.
“Hace cinco años mi hermano falleció, era el que tenía el puesto aquí, sus hijos se iban a hacer cargo porque como ya es un negocio de años, la gente busca el producto y tenía que continuar, pero al final me dijeron, tío haga cargo usted y justamente yo estaba sin chamba, así que ahora estoy de encargado”, expone.
Desde entonces, Lorenzo se siente ambientado en la zona, todos lo conocen y diariamente buscan las empanadas alvaradeñas, algunas las entrega a domicilio.
“Ya todos me conocen por aquí, buscan las empanaditas, diariamente vendo de 50 a 70 depende cómo está el día, llegó sobre las once de la mañana hasta las dos o tres de la tarde me voy, estoy contento porque es un negocio que empezó mi papá y seguimos vigente”, afirma.