Veracruz, Ver.- El abuso psicopatológico narcisista es el detonante de todas las violencias y a pesar de eso se trata de una conducta que no es considerada como un problema de salud pública o un tema en el ámbito de la impartición de justicia, señala la especialista Natalia González.
La comunicadora que se ha especializado en estudiar el fenómeno del abuso de la psicopatología narcisista, advierte que en la sociedad existen miles de víctimas de individuos con este desorden y que por sus características pasan desapercibidos.
- Te puede interesar: Con tus compras en la tienda del Águila de Veracruz podrás apoyar a AMANC
A quienes enfrentan esta condición se les llama psicópatas integrados y son iguales de peligrosos que los psicópatas clínicos que cometen crímenes como asesinatos seriales, solo que permanecen ocultos entre la sociedad que los rodea.
Y es que aunque se trata de una condición que ha sido estudiada desde hace más de tres décadas de manera amplia, hasta ahora es relegada a un tema de poco interés en el ámbito de la sociedad.
“En realidad la psicopatía integrada tiene más de 50 años, el concepto de psicópata integrado es una definición que realiza un doctor en psicología canadiense hace más de 30 años, que publicó el primer libro en donde nos advierte de la presencia de psicópatas integrados”.
Para Natalia González, lo grave es que se trata de personas que viven ocultos en la sociedad, ya que se adaptan a su entorno, encajando en un comportamiento que los hace pasar como personas normales.
Contrario a lo que podría pensarse, un psicópata narcisista integrado no es antisocial, ya que es una persona hábil, con encanto superficial, sociable, con buena imagen, lo que le permite acercarse a sus víctimas en un círculo de confianza ya sea familiar, de amistad o laboral.
¿Cómo actúa un psicópata narcisista?
La especialista indica que estas personas envuelven a sus víctimas en un círculo de agresión que inicia con el bombardeo de amor, sigue con la devaluación de la persona, en tercera fase el descarte que es cuando se les abandona, para llegar al cuarto punto que es el reenganche, cuando se les busca para envolverlos de nuevo.
Por lo anterior, la especialista señala que es común que este tipo de personas se vuelvan líderes en sus grupos cercanos, por lo que pueden llegar a ser ministros de cultos, líderes religiosos, políticos o ejecutivos en empresas privadas.
“La mayoría de los psicópatas son integrados, viven entre nosotros, no andan matando gente en las calles, tienen familias, están casadas o casados, son hombres o mujeres, pueden tener profesiones o trabajos e incluso pueden obtener altos cargos en política, en empresas o asociaciones civiles”.
Sin embargo, Natalia González advierte que se trata de personas que tienen una disfunción a nivel cerebral que no les permite generar sentimientos básicos como el amor, además no tienen resentimientos o culpas, ni se rigen por valores morales o éticos.
Psicopatología es la madre de todas las violencias
Todo lo anterior, hace que la “psicopatología sea la madre de todas las violencias”, pues detrás de un feminicidio, de una violación, de la pederastia, fraudes, y demás crímenes, muchas veces hay un psicópata integrado.
Y es que si bien en los casos más graves se observan acciones de violencia física como las antes descritas, en otros casos se induce la violencia psicológica y se lleva a la víctima a estados que les genera una destrucción de su propia identidad que en algunos casos puede llevar al suicidio, agrega.
El desconocimiento de las autoridades sobre estas conductas generan que las investigaciones se alejen de estos sesgos y no se tenga en cuenta que pueden implementarse políticas para detectarlos y evitar su daño.
“El tema con estos seres es que hay psicópatas integrados que están bien integrados a la sociedad, el tema es que ejercen la misma violencia, el mismo abuso y tienen la misma capacidad de destrucción que el psicópata forense, solo que es un abuso que no se percibe, a veces no hay golpes, sino hay abuso psicológico y a las víctimas les causa un grave daño”.
Extrae de sus víctimas recursos emocionales, materiales y sociales, insiste.
Debería ser un tema de salud pública, también de justicia, que se juzgue con perspectiva psicopatológica, hay cientos de miles de víctimas que no pueden encontrar justicia porque son víctimas de abuso encubierto y no hay jueces que estén enterados de qué se trata, por lo tanto no hay como denunciarlo.