Si eres de los que creen que cuando hay luna llena te sientes más triste o más “salvaje”, puede que seas víctima del efecto Transilvania. A lo largo de la historia muchos pensadores y culturas han relacionado a la luna con los ciclos de cultivo, la fertilidad e incluso la renovación o muerte de las cosas. Pero, ¿qué hay detrás de todas esas teorías sobre el comportamiento humano y este satélite?, aquí te damos pistas.
Según la prestigiosa revista de divulgación científica Scientific American la gente a través de los siglos ha relacionado el amor, la violencia, los accidentes y sucesos extraños a esa “vibra” extraña que irradia la luna llena, pero en datos duros o cifras no es del todo cierto.
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Para empezar, explica, que el efecto Transilvania surgió en la Edad Media, en Europa, cuando la luna llena se relacionaba con las creencias del hombro lobo o el vampirismo. Transformaciones y rumores que alimentaron al escritor Bram Stocker para escribir su famosa novela “Drácula”. Por consiguiente, hablamos de una sociedad que aún no tenía los suficientes conocimientos científicos para reconocer entre una enfermedad mortal y un mito.
Y volviendo a la actualidad, la revista afirma que en 2007 los policías de Reino Unido registraron un alto aumento en delitos violentos cuando la luna llena llegaba. ¿Verdad o coincidencia?
¿AGUA EN LA CABEZA?
Por otro lado desde la antigua Grecia ya el filósofo Aristóteles hablaba de una relación del agua con la luna, y en la actualidad el psiquiatra Arnold Lieber conecta a nuestro cerebro con este fenómeno, pues el cuerpo humano está compuesto por 80% de este vital líquido. Y si la luna puede influir en el movimiento del mar, ¿por qué no lo haría con nuestra conducta cerebral?
No obstante, George Abell de la Universidad de California señala que un mosquito posado en nuestro brazo posee más fuerza gravitacional que la luna sobre nosotros, así que desecha de tajo la teoría de la luna ejerciendo su energía en el cerebro humano. Incluso el psicólogo de la Universidad Internacional de Florida, James Rotton, el astrónomo de la Universidad Estatal de Colorado, Roger Culver, y el psicólogo de la Universidad de Saskatchewan, Ivan W. Kelly, publicaron un libro “Mucho ruido y pocas nueces sobre la luna llena” donde con estadísticas, hechos analizados y ciencia aseguran que terminaron con las “manos vacías”, al intentar comprobar las supuestas energías de este satélite natural en nuestros cuerpos.
¿Verdad o mito?, ¿necesidad de creer?, tanto si has dicho “sí” o “no”, la luna seguirá sobre nuestro planeta y las historias que surjan nuevas en el cine, la literatura o las charlas de café darán mucho de qué hablar en los próximos siglos de la humanidad.