Ante el problema que significa la depresión en la actualidad, hay que derribar mitos, estigmas y tabús sobre los medicamentos utilizados para tratar esta enfermedad en quienes lo requieren, indica Carmen Torres Mata, paidopsiquiatra adscrita al Sistema de Información de Atención Primaria (SIAP).
“El cerebro también se enferma y se debe normalizar la consulta médica y el tratamiento”, añade para luego puntualizar que los antidepresivos no generan ni adicción ni dependencia.
“Estos se prescriben en depresión moderada o grave con el fin de disminuir o desaparecer los síntomas y para prevenir recaídas a largo plazo”.
Para mejores resultados debe ir acompañado de un proceso terapéutico, indica la especialista que atiende los trastornos mentales en la edad pediátrica, apunta que exceptuando el periodo de adaptación, el medicamento mantiene a las personas alertas para realizar sus actividades cotidianas sin mayor problema.
En la semana de actividades extendidas con motivo del Día Mundial contra la Depresión, que se conmemora el 13 de enero, detalló en charla virtual cómo actúan los fármacos y dijo que, como cualquier otro medicamento, sí puede tener reacciones.
Indica que por eso es necesario sostener una relación de confianza entre médico y paciente, con el fin de saber si hay alguna reacción para atenderla y verificar si es la dosis y medicación correcta.
Al ahondar en la idea extendida de que los antidepresivos pueden generar dependencia o adicción, detalla que si se retira el medicamento abruptamente puede generar algunos síntomas, pero con el paso de algunas semanas se quitarán.
Un punto del cual poco se habla, dice, es el de los tiempos. Los efectos terapéuticos de un antidepresivo tardan de dos a cuatro semanas para ser percibidos, por lo cual, se debe tener paciencia.
“Hay que derribar mitos y acercarse a buscar una atención”, indica la paidopsiquiatra, quien informa que los antidepresivos se han usado en los últimos 60 años para la gran diversidad de trastornos de ansiedad, obsesivos-convulsivos, de conducta alimentaria y para otras condiciones, incluso para el manejo de dolor o reducir cólicos menstruales.
“El uso de los antidepresivos se da en muchas áreas, tanto en problemas psiquiátricos como en otros escenarios, sin embargo, si el antidepresivo lo mandó el neurólogo, el ginecólogo o el internista, no se cuestiona, pero si lo manda el psiquiatra, entran el tabú y el estigma, tanto del medicamento como de la enfermedad”, anota.
Por el área cerebral a la cual llegan, no hay forma que puedan generar una adicción, reitera. En cuanto a cuadros depresivos mayores u otras condiciones asociadas, menciona que a lo mejor el uso sea por un periodo prolongado o, en algunos casos, que son los menos, de por vida.
Enfatiza que los diagnósticos los hace un profesional de la salud y los tratamientos son distintos; ni todas las personas necesitan tratamiento farmacológico ni todas necesitan terapias.
Llama a ver las enfermedades del cerebro desde la misma dimensión de cualquier otra afección, como la diabetes, “no basta con echarle ganas, no es suficiente dormir bien, es un tratamiento integral”, subraya.
¿Cuándo acudir con un psicólogo? Cuando la tristeza, el desánimo y la pérdida de interés por las actividades cotidianas se prolongan por más de un mes. Es el psicólogo quien determina si se requiere el envío con un médico psiquiatra, quien a su vez es el único profesional en poder suministrar tratamiento farmacológico.