Del 2019 hasta septiembre de 2024, la red estatal reportó 11 mil 918 egresos hospitalarios de veracruzanas por afecciones y trastornos de los órganos genitales en las unidades médicas de los Sesver.
Del total de egresos, 52.23 % corresponde a personas diagnosticadas con miomas uterinos, sumando seis mil 225 casos en el periodo mencionado. En segundo lugar, con 24.07 % de los casos (dos mil 868), se encuentran los trastornos no inflamatorios del ovario y la trompa de falopio, mientras que las hemorragias uterinas o vaginales anormales representan 20.67 % de los casos (dos mil 463).
Otras afecciones incluyen endometriosis (210 casos), dolor y otras condiciones relacionadas con los órganos genitales femeninos y el ciclo menstrual (59 casos) y otros trastornos menopáusicos y perimenopáusicos (44 casos).
¿Cuál es la enfermedad más común en las veracruzanas?
Según datos de la Secretaría de Salud de Veracruz, en los últimos seis años, los miomas uterinos (también conocidos como fibromas o leiomiomas) se han mantenido como la enfermedad ginecológica más común tanto entre personas menstruantes como no menstruantes.
Solo en 2023, se registraron mil 272 egresos hospitalarios en las unidades de salud estatal, debido a esta causa, lo que representó un incremento de casi 22 % en comparación con los datos de 2022.
Por su parte, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) ha reportado un aumento en los diagnósticos de padecimientos como los leiomiomas del útero o miomas uterinos, endometriosis, dolor y otras afecciones relacionadas con el ciclo menstrual en el estado de Veracruz.
En la delegación IMSS Veracruz Norte, que abarca municipios como Xalapa, Poza Rica, Martínez de la Torre, Veracruz y Lerdo de Tejada, los casos de miomas uterinos aumentaron de 4 mil 210 en 2022 a 4 mil 324 en 2023.
En cuanto a la endometriosis, los casos atendidos en la misma delegación se incrementaron de 176 a 246 en un año. Los diagnósticos de dolores y otras afecciones relacionadas con el ciclo menstrual también mostraron un aumento, pasando de mil 110 casos en 2022 a mil 338 en 2023.
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Mientras tanto, en la delegación IMSS Veracruz Sur, que incluye los municipios de Córdoba, Orizaba, Cosamaloapan y Coatzacoalcos, las mujeres diagnosticadas con miomatosis uterina pasaron de 2 mil 699 a 2 mil 830 en un año.
Además, los casos de sangrados uterinos anormales subieron de 3 mil 769 a 3 mil 802 en el último año. En 2023, un total de 334 mujeres fueron diagnosticadas con dismenorrea, superando los 225 casos registrados en 2022.
Las experiencias de mujeres con el dolor
Dos mujeres compartieron su experiencia enfrentando padecimientos dolorosos mientras cumplían con sus actividades diarias. Ambas coincidieron en que tuvieron que esperar años antes de recibir un tratamiento médico adecuado.
Olivia Hernández, de 44 años, padeció dismenorrea (dolor menstrual) durante 17 años. “Viví con dolor durante todo ese tiempo; era tan intenso en el vientre y la cadera que llegaba a ser insoportable. A veces, incluso, me bajaba la presión de lo fuerte que era.”
Durante ese periodo, Olivia relata que tuvo que tomar medicamentos para calmar “solo un poco” el dolor. Al no contar con seguridad social debido a que se dedica al hogar, recurrió a un servicio médico particular, donde un ginecólogo le dio un tratamiento hormonal que le alivió el dolor por un año. Sin embargo, al concluir el tratamiento, los dolores menstruales regresaron, persistiendo hasta que quedó embarazada.
“Después de tener a mi hijo, los dolores menstruales desaparecieron; pasé de tener nueve días de regla a solo cinco, y ya no siento esos cólicos”, comenta Olivia.
Actualmente, Olivia tiene un quiste de agua, el cual apareció después de recibir las vacunas contra el Covid-19, aunque asegura que su estado de salud está controlado.
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Para Elisa Rodríguez, quien fue diagnosticada con endometriosis, cada caso es distinto. Señala que existen infinidad de síntomas, y que los efectos pueden variar según el lugar donde se aloje la endometriosis y la gravedad del caso.
“Yo nunca tuve cólicos ni dolores fuertes cuando era joven, pero recuerdo que mi ciclo era irregular. Cuando finalmente me bajaba, duraba muchos días y el flujo era abundante”.
Relata que también tenía problemas gastrointestinales, pero en ese entonces no los relacionaban con la menstruación. Y es que, los especialistas no asocian todos los síntomas con la endometriosis; para ellos, algunos son molestias aisladas o enfermedades adicionales. “Pero muchas de nosotras experimentamos cosas similares. Quizá una cosa lleva a otra; es una realidad que con el tiempo vamos notando más complicaciones”.
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Elisa aconseja realizarse los estudios adecuados con un especialista certificado en el tema. “Ojalá hubiera sabido de esta enfermedad y de médicos especializados hace muchos años. No habría perdido tanto tiempo y dinero buscando respuestas con otros especialistas, y no tendría tantas complicaciones como ahora”.
Recuerda que, en algún momento de sus consultas médicas, ante la diversidad de síntomas, incluso le sugirieron ir a psiquiatría. “Parece que las locas somos nosotras, cuando simplemente ellos no tenían las herramientas para diagnosticarnos”.
Relevancia de la educación en salud ginecológica
Evangelina Montes Villaseñor, epidemióloga y doctora de la Clínica Universitaria de Salud Reproductiva y Sexual de la Universidad Veracruzana (UV), subraya la importancia de fomentar la educación y concienciación sobre sobre afecciones ginecológicas que afectan tanto a personas menstruantes como no menstruantes.
Estas condiciones incluyen el síndrome premenstrual, endometriosis, fibromas, hipermenorrea, hipomenorrea y síndrome de ovario poliquístico.
Es importante destacar que las personas menstruantes son aquellas que están en edad reproductiva y experimentan menstruación, con la producción mensual de óvulos. Esta etapa suele abarcar hasta los 45 o 50 años, dependiendo de factores individuales en la línea de vida de cada mujer y forma parte de la etapa de salud reproductiva y sexual.
Por otro lado, las personas no menstruantes son aquellas que han entrado en la menopausia y ya no presentan ciclos menstruales.
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Montes Villaseñor explica que la endometriosis y los fibromas están relacionados con el tejido uterino. En el caso de la endometriosis, el tejido endometrial se localiza fuera del útero, un fenómeno que suele tener una causa genética, al igual que los miomas. No obstante, es importante analizar el tipo específico de mioma, ya que estos pueden desarrollarse en diferentes zonas de las paredes uterinas y clasificarse según su localización dentro de la cavidad uterina.
Por otro lado, el síndrome de ovario poliquístico está asociado a desequilibrios hormonales, como el aumento de estrógenos y prolactina.
Además, existe una creciente preocupación por los casos de menarca temprana (primer periodo menstrual), ya que en niñas de 8 a 9 años podría incrementar el riesgo de cáncer. “Es importante que los padres observen signos como dolor abdominal en niñas pequeñas, ya que podrían indicar el inicio temprano de la actividad ovárica”, advierte Montes Villaseñor.
La especialista recomienda fomentar hábitos saludables desde los primeros años de vida, como una alimentación equilibrada, actividad física regular y un manejo adecuado de las emociones, con el fin de reducir la predisposición a problemas hormonales y metabólicos en la adolescencia y la adultez. Destaca además que en consultas de atención primaria, tres de cada diez pacientes presentan problemas relacionados con la menarca temprana.
“En nuestra generación (la generación X), lo común era comenzar a menstruar entre los 15 y 17 años; era raro ver a alguien menstruando a los 12 o 13. Sin embargo, actualmente, las niñas comienzan a menstruar a edades mucho más tempranas, lo que altera su sistema neuroendocrino, responsable de regular el equilibrio hormonal. Esta alteración implica que el organismo produce hormonas cuando muchos órganos aún no están completamente desarrollados”, explica.
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Montes Villaseñor menciona que, durante la adolescencia, los desequilibrios menstruales más comunes incluyen el síndrome de ovario poliquístico, la hipermenorrea, la hipomenorrea y la endometriosis, la cual provoca dolor intenso y requiere un monitoreo constante. La especialista insta a realizar controles anuales para detectar y tratar cualquier cambio a tiempo.
Al respecto, la especialista Evangelina Montes explica que la endometriosis es una condición extremadamente dolorosa que debe detectarse de manera oportuna. “Es fundamental acudir a un ginecólogo capacitado para monitorear esta enfermedad, evaluar su severidad, tipo, grado y localización, factores que son esenciales para determinar el tratamiento adecuado”.
Asimismo, sugiere que las mujeres entre 35 y 45 años se realicen chequeos de salud reproductiva para identificar signos de perimenopausia y otros cambios endocrinos.
Considera que estos temas requieren un enfoque amplio y deben abordarse con empatía.
“El síndrome premenstrual es un problema real. Cuando una persona exige no ir a trabajar durante su menstruación, es porque realmente se siente mal. Para quienes lo experimentamos, implica sensibilidad muscular, malestar neuroendocrino y molestias en la piel. Sin embargo, debemos continuar con nuestras actividades diarias y asistir al trabajo”.
Licencias menstruales y menstruación digna
En México, la endometriosis es un padecimiento incluido en el Catálogo de las Cédulas para la Valuación de las Enfermedades de Trabajo, publicado por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social el 30 de abril de 2024 en el Diario Oficial de la Federación (DOF).
Este catálogo se actualiza al menos cada cinco años, y en su más reciente revisión se incorporaron 88 nuevos padecimientos a la Tabla de Enfermedades Laborales en México, entre ellos la endometriosis. Esto fortalece la protección de las personas trabajadoras frente a riesgos laborales y contribuye a la dignificación del trabajo en el país, permitiendo que mujeres y personas menstruantes diagnosticadas puedan ausentarse del trabajo bajo prescripción médica.
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Según este catálogo, los síntomas para diagnosticar la endometriosis incluyen dismenorrea, dolor abdominal, lumbar y pélvico, dispareunia, síndrome miccional, disuria, poliaquiuria, hipermenorrea, metrorragia e infertilidad por endometriosis. Los estudios recomendados para su detección comprenden la ultrasonografía pélvica o abdominal y la resonancia magnética nuclear.
Sin embargo, en México, solo tres estados contemplan una licencia o permiso menstrual que permite a mujeres y personas menstruantes ausentarse del trabajo hasta por dos días al mes con goce de sueldo, mediante la presentación de un certificado médico. Colima, Hidalgo y Nuevo León son los pioneros en implementar este derecho, que beneficia a quienes padecen dismenorrea primaria o secundaria, otorgándoles hasta dos días libres remunerados.
Hasta el momento, en Veracruz no se ha presentado una iniciativa al respecto sin embargo, hay opiniones diversas respecto al “permiso laboral menstrual”, pues mientras para algunas especialistas en derechos de trabajo y seguridad social, implicaría el reconocimiento de un padecimiento como es la dismenorrea, la protección en la salud laboral y un avance en los derechos de las personas menstruantes que lo presentan, asociaciones feministas consideran que podría tratarse de una iniciativa discriminatoria.
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