Los trastornos alimentarios han crecido tanto en adolescentes y adultos jóvenes que ya se ubican como la tercera enfermedad crónica más común; además, la edad máxima de inicio se produce entre los 14 y los 19 años, indica la especialista Ana Rosa García Berdeja.
En Veracruz, datos del Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica indican que hasta la semana 42 de este año se han registrado 235 casos de anorexia, bulimia y otros trastornos alimentarios.
El documento detalla que son 67 hombres y 168 mujeres quienes han presentado alguno de estos problemas en lo que va del año; con estos datos, la entidad ocupa el quinto lugar con más casos.
La psiquiatra infantil y de adolescentes advierte que los problemas de alimentación son la principal causa de muerte en padecimientos psiquiátricos, tanto por las comorbilidades, donde entran la depresión y el suicidio, como por las repercusiones a nivel cardiovascular y metabólico.
Según lo expuesto en conferencia virtual, los trastornos de alimentación más comunes son la bulimia, anorexia y los atracones.
A diferencia de lo que sucedía hasta 2010-2013, apunta que ya no es una problemática de mujeres, de personas con sobrepeso u obesidad, o de estrato social medio-alto, sino que ha transitado y está presente sin importar nivel socioeconómico ni si es población urbana o rural.
“El aumento es preocupante; podría indicar una normalización cultural entre adolescentes mexicanos ante mensajes a favor de la delgadez en Internet y redes sociales”, anota.
Ante este panorama, la especialista exhorta a familiares y tutores a estar pendientes de las conductas alimentarias de riesgo, patologías donde los patrones de consumo de alimentos se ven gravemente distorsionados.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2022, dijo que los adolescentes de entre los 14 y 19 años de edad tienen mayor riesgo debido a sus cambios físicos y psicológicos.
Además, también influyen las presiones mediáticas y las creencias culturales hacia tipos determinados de belleza asociados a la delgadez y extrema delgadez, con prácticas para conseguirla.
Ana Rosa García, integrante de la Comisión Científica de la Asociación Mexicana de Psiquiatría Infantil, explica que los cambios en conductas alimentarias son la antesala de los trastornos, considerados de alta complejidad y con grado alto de disfunción.
“Que una persona decida ingerir alimentos es una función que está alterada en los trastornos de la conducta alimentaria, pues de manera consciente decide qué no va a ingerir, qué sí o qué cantidades”.
Aunque observa que en la actualidad se dificulta identificar estas prácticas, pues regularmente los adolescentes no comen en familia, llama a tomar en cuenta que los trastornos de la conducta alimentaria son afectaciones mentales con o sin una obsesión por el control de peso.
Ejemplifica con el denominado “atracón”, en el cual hay una dificultad para controlar el impulso por comer, caso contrario a la anorexia nerviosa, donde hay un miedo intenso a ganar peso o a engordar, o comportamiento persistente que interfiere en el aumento de peso, incluso con un peso bajo.
En la actividad coordinada por la Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones enfatizaron en la existencia de la línea 800 911 2000, donde pueden brindar mayor información, tanto de los trastornos como de los lugares municipales donde hay apoyo para quien lo necesite.