El tercer cromosoma en la trisomía 21 es el "cromosoma del amor" dice María Mercedes Cortés Delgado, madre de Esperanza, menor de 16 años con síndrome de Down.
El reto más grande es la sociedad, dice pues es lo que ha hecho difícil tener una hija con esa condición de vida. Sin embargo, sostiene que, en estos 16 años, le ha tocado aprender mucho, aunque también ha sido un tiempo de muchos miedos.
"Sobre todo la sociedad y a veces es difícil. Me ha tocado aprender mucho al lado de mi hija, porque la vida se ve desde otro contexto. Yo lo que digo es que ellos lo único que tienen es amor de más", reitera.
Se cree que el tercer cromosoma en la trisomía 21 es el cromosoma del amor, agrega, "y efectivamente en lo personal mi hija, tú le dices hola Esperanza y va a ser tu amiga para toda la vida".
Lo único que tienen de más, remarca María Mercedes, es el amor incondicional ante todos los seres humanos.
"Te van a dar la amistad, el amor incondicional y eso no lo aprecia la sociedad. Para mí es lo que he aprendido desde que nació mi hija y obviamente me he esforzado por hacerla una niña educada, una señorita educada, de brindarle todas las oportunidades que están en mis posibilidades".
Esperanza actualmente está integrada al programa del Club de la Galaxia los viernes, pero además, presume, su gran fortaleza es el baile.
"Ella desde los siete años estuvo en ballet folclórico. Actualmente pertenece al ballet folclórico de la maestra Violeta. Anteriormente estaba en un ballet folclórico de niños regulares. Ella era la única con su condición. Actualmente con la maestra Violeta, que también tiene un grupo de ballet folclórico, pertenece ella también".
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Pero no es lo único, también toma clases de baile moderno y clases de pasarela. Incluso próximamente será modelo de diseñadores de la universidad Euro Hispanoamericana donde fue a hacer casting.
"Entonces próximamente estará modelando un diseño de los graduados. Y bueno, yo me he esforzado por abrirle camino, porque la sociedad, más que nada es la sociedad, los que deben o debemos de aceptarlos en su condición".
-Como mamá, ¿cuáles son los mayores temores? se le pregunta. “Pues obviamente a los riesgos de faltarle al respeto, de no aceptarla, de hacerla menos. Esos serían mis temores, la falta de respeto hacia ella”.
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"Hablando de religiones, yo creo mucho en Dios. Y Dios me ha ido conduciendo por el camino donde debo de ir llevando a mi hija. Porque en el ballet que estuvo cuando era niña, todas sus compañeras, eran más niñas, todas sus compañeras, la aceptaron, la apoyaban, el maestro la integró, dijo, voy a ver qué puedo hacer por ella. La integró perfectamente, ella se aprendía las coreografías perfecto", narró su orgullosa madre.
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