¿A quién no le han “dado atole con el dedo”? Este famoso dicho mexicano tiene un significado que todos sabemos. Pero, ¿sabías que proviene de la época prehispánica? Así como lo lees, esta popular frase se remonta esa parte de la historia, específicamente en el Imperio Azteca.
Se cuenta que la preparación de tamales y atole era parte de las celebraciones, además de ser ofrenda para los muertos y para agradecer a sus dioses por la fertilidad que le daban a la tierra. Pero había periodos donde la sequía azotaba a nuestros ancestros, haciendo que la situación fuera preocupante.
Es por eso que se preparaban tamales y atole para tratar de aliviar las preocupaciones por la ausencia de lluvias para las cosechas. ¿Por qué atole y tamales? Estos alimentos hacían que las personas sintieran cierta calma, aliviando la ansiedad aunque la sequía prevaleciera, los habitantes sentían alivio por un tiempo.
Hoy esta frase es usada para hacer referencia al momento en que alguien intenta engañar a otra persona, haciéndole creer algo que finalmente no realizará, es por eso que cuando una persona nos promete algo que sabemos que no cumplirá, hay quienes dicen “me estás dando atole con el dedo”.
Lo anterior nos lleva a pensar en cómo es que la comida es parte fundamental de nuestros días, desde hoy y hace miles de años, no solo como alimento, también como herencia cultural. Hay platillos y recetas que prevalecen, que no han sido modificadas totalmente y que se siguen preparando con ese amor y sazón que nuestros antepasados dejaron plasmados de generación en generación.
¿Qué son los tamales pintos en Veracruz?
Tamal proviene del náhuatl tamalli y significa “envuelto”, esto por la forma en que se elaboran y son presentados para consumirse. La cantidad de variedades de los tamales en México es enorme, pues bien sabemos que todo lo que tenga masa, salsa, carne, mariscos o verduras, sea envuelto en algún tipo de hoja y este cocido es un tamal.
Salados o dulces, los tamales siempre son motivo de fiesta y tradición. Veracruz es uno de los estados más ricos en cuanto a su deliciosa y tradicional gastronomía que enamora a los paladares y el olfato. Ya sea tamales de cuchara, tamales de elote, Zacahuil, tamales de pedo, tamales canarios, tamales rancheros y muchos más, siempre están presentes en las fiestas y en las calles.
Los tamales pintos son uno de esos manjares que te hacen decir “échame otros dos, total, de algo me he de morir”.
Este tipo de envuelto se conoce como tamal pinto por su apariencia, ya que está hecho con masa de maíz blanca y frijoles negros tiernos, haciendo que cuando ambos están combinados en este platillo, se vean “pintos” por tener dos colores presentes.
Los tamales pintos son una herencia prehispánica, pues se sabe que tanto el maíz como el frijol son dos alimentos que han estado presentes en la vida y cocina de los mexicanos desde antes de la conquista. Aunque antes se realizaban “masudos” y apelmazados solo con verduras y envueltos, gracias a la llegada de los españoles se le agregó la manteca, pues fueron los extranjeros quienes trajeron los cerdos de España.
Es así que los tamales pintos han estado presentes en nuestra gastronomía desde hace cientos de años, siendo una de las recetas que aún prevalece y se elaboran con sus ingredientes originales. Es importante explicar que también se le conoce como tamales pintos a los envueltos que no tienen la cocción adecuada, es decir, están medio cocidos y medio crudos.
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¿Cómo se elaboran los tamales pintos en Veracruz?
Para preparar tamales pintos como los que se elaboran en Veracruz, la receta general sobre este delicioso envuelto de herencia prehispánica es:
Ingredientes
- Masa de maíz blanca (puede usarse maíz nixtamalizado si se prefiere, pero que sea blanca)
- Frijoles negros tiernos (aunque algunos usan otros tipos de frijol, la tradición es usar los negros)
- Chile jalapeño verde (hay quienes prefieren que no sean picosos y no lo agregan)
- Cebolla (esto porque algunas recetas unen el chile verde y la cebolla frita en rajas)
- Caldo de pollo o agua (esto para revolver la masa)
- Hojas de epazote o cilantro (algunos prefieren epazote y otro cilantro, es opcional)
- Queso de hebra o queso fresco de vaca (es un ingrediente extra que algunas recetas lo incluyen)
- Manteca de cerdo fresca, no empaquetada (hay quienes usan aceite, pero el sabor de la manteca es mejor)
- Hojas de plátano soasadas o hervidas según se prefiera (las de plátano son las que le dan un sabor único, pero hay quienes usan de papatla)
- Sal al gusto
Preparación
Los frijoles deben ponerse a hervir con suficiente agua y sal, procurando que queden cocidos, pero no batidos, ya que al poner a hervir los tamales se cocerán más. Cuando estén listo se deben escurrir, pues solo se usan los frijoles (las bolitas).
La masa debe ponerse en una bandeja o recipiente donde revolveremos con el agua o el caldo de pollo. Una vez que esté un poco ablandada, la manteca (que se debió poner a calentar en un cazo o sartén) se añade a la masa, donde batiremos a mano o con la batidora eléctrica. Se le pone suficiente sal, pero no demasiada pues los frijoles ya tienen.
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Ahora que la masa tiene la consistencia que deseamos (no muy líquida ni espesa), vamos a agregar los frijoles (solo las bolitas). Si se eligió cilantro, se debe picar y añadir a la masa para que se integre con los demás ingredientes.
Este paso es opcional: si se quiere que sean picosos se le añadirá el chile verde y la cebolla en rajas fritas previamente, si no es así, se omite. Además, si se quiere agregar el queso, el de hebra se deshebrará y/o el fresco se cortará en rajas no muy gruesas ni delgadas.
Con la masa lista, se procederá a envolver. Recuerda preparar tu vaporera con suficiente agua para que hiervan y no se quemen. Tomando la hoja de plátano se pondrá un poco de masa, se expandirá en forma circular, pondremos queso (si se quiere) y, en caso de querer usar epazote, se pone de una a dos hojas. Envolvemos nuestro tamal y a la vaporera.
Cuando hayamos terminado los llevamos al fuego de 45 minutos a poco manos de 1 hora y cuarto. Para saber si están listos, se debe sacar uno para desenvolverlo, se voltea y se revisa si la parte de atrás está cocida. ¡A disfrutar!