En hombros, Jovany de la Cruz Hernández lleva su cubeta con ramos de flores que vende a amas de casa o comercios de la ciudad; recorre las calles para ofrecer los ramilletes que elabora con gerberas, clavellinas y claves.
Este comerciante ambulante de flores, comenta que lleva más de 8 años recorriendo las calles xalapeñas para venderlas; “como en todo hay días buenos y otros malos, pero en general me va bien con este comercio”.
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Originario del Estado de México, comenta que por cuestiones personales llegó a esta ciudad y le encantó vivir aquí, por lo que buscó un oficio que le permitiera ganarse la vida de forma honesta y con la venta de flores ha podido sobrevivir.
¿Qué tan fácil es vender flores por las calles de Xalapa?
Dice que aunque es cansado llevar el cubo en hombres con más de 60 pequeños arreglos de flores que elabora muy temprano para venderlos entre su clientela, es un trabajo que le gusta porque le permite tener contacto y amistad con sus compradores.
Desde temprano se dedica a realizarlos arreglos con flores que compra con una persona de la Ciudad de México; “hago pequeños envueltos con clavellinas, miniclavenillas, garberas o cúrcumas, que son plantas que son agradables y a las personas les gustan”.
Sin importar si es día festivo o normal, comenta que de lunes a domingo sale a vender sus flores, “hay comercios como salones de belleza o fondos donde le compran regularmente sus arreglos para adornar los locales.
En este momento, comenta le va un poco mejor porque el precio de las flores no se ha elevado tanto, solo en febrero y mayo, sufre porque por los días del Amor y de las Madres, suben bastante y entonces sus arreglos deben subir de precio, “pero no hay tanto problema, puedo mantener el costo de 35 pesos y a mis clientes les agrada”.
Ser vendedor de flores ambulantes le agrada porque tampoco tiene mucha competencia, en la zona centro hay señora que andan vendiendo flores, pero son pocas, “así que no tengo tanta competencia como si vendiera comida, las flores son un producto que gusta mucho y como son pequeños arreglos hasta los hombres me compran para hacer algún obsequio”.
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Comenta que elabora distintos arreglos, varían por el tipo de flor que utiliza y los colores, cada uno es diferente y así mis clientes pueden escoger el que más le llame la atención, pero el precio de varia, “todos cuestan 35 pesos, es bueno porque así muchos la llevan para darle color a su casa o para llevarle a su pareja y no se les hace oneroso el precio".
Explica que camina muchas calles, la verdad ni los nombre se sabe, en busca de clientes, va gritando para atraer a sus compradoras que por igual son hombres y mujeres. “Claro que me cansa cargar este cubo que pesa unos 10 kilogramos, pero no me quejo, es un oficio que me permite sacar adelante a mi familia y por eso estoy agradecido en un momento en que es complicado acceder a un empleo formal”.