Por 40 años don Pablo Martínez se ha dedicado a vender globos en los parques y calles de la ciudad para alegrar a los niños pequeños; sin embargo, los tiempos han cambiado y ya no se venden como ocurría en los años anteriores.
Serio por la mala situación que padece como comerciante, explica: “ya no se venden, imagine que pasan días en que no se vende nada y cuando mucho logro acomodar uno al día”.
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De pie a la entrada del parque Los Tecajetes don Pablo espera a sus pequeños clientes. Él poco antes del mediodía llega a este sitio para ocupar un sitio privilegiado y mostrar sus tradicionales globos de colores y figuras.
¿Cuánto cuestan los globos de don Pablo?
Los precios los ha mantenido porque si no menos vende. El más económico cuesta 30 pesos, pero hay más caros como el de figura de dinosaurio de 70 pesos o los hay de 100 pesos los que traen luces y las figuras de las caricaturas de moda.
“Ya pasaron los tiempos en que no había niño que un domingo no fuera feliz con jugar con un globo; parece ser que ya no les gustan o que sus padres no tienen para comprarles uno, pero creo que las dos cosas influyen para que haya ventas tan bajas”, lamenta.
Un tanto molesto por no tener más opciones laborales a su edad, señala que tan malos han sido sus ingresos en los últimos meses que ha pensado en dejar su oficio de tantos años, “pero a mi edad ya no me dan un empleo formal”. “Imagínese que las personas que llegamos a la edad adulta no accedemos a una fuente de empleo digna, ya nadie te contrata en estos tiempos”.
Recuerda que hasta antes de la pandemia se vendían globos de los tradicionales: “los de colores que se amarran a su muñeca y la diversión es rebotarlos o de los gas se vendían bien, qué decir de los que tienen figuras de gatos, dinosaurios o perros, pero ahora ya no les interesan a los niños”.
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Explica que con lo que vende ahora no le alcanza ni para reinvertir y comprar más globos. La situación económica que padece, dice, es insostenible. “Para colmo con las lluvias que caen por las tardes, pues no llegan las familias con niños al parque y pues se caen las ventas”.
Los domingos que el sitio se llena de pequeños que llegan con sus padres ya no son como antes, “pocos nos compran, muchos niños creo que ya ni voltean a ver los globos que vendo, están más ocupados en sus celulares y tabletas”.